Por: Ismael Castro
En una entrevista para promocionar el nuevo libro “Puerto Rico y su Gobierno: Estructura, retos y dinámicas” varios de los colaboradores del textos fueron entrevistados por El Nuevo Día. Entre ellos, participó el ex presidente del Senado y secretario de Estado territorial, Kenneth McClintock Hernández, quien, con un comentario sumamente revelador, explicó una de las estrategias más comunes de la clase capitalista para descarrilar la lucha de los obreros.
Preguntado por las razones detrás de la crisis actual, McClintock Hernández, entre otras causas, mencionó el clientelismo partidista el cual describió con el siguiente ejemplo:
“Ese clientelismo partidista que tenemos en Puerto Rico de tratar de emplear a la mayor cantidad de gente posible de nuestro partido, hace que la compensaciones (SIC) en el sector público estén extremadamente bajas . . . Tenemos 38,000 maestros. Si fuéramos a seguir el modelo de estudiantes por maestros que prevalece en promedio en Estados Unidos necesitaríamos 27,000 maestros . . . Si en vez de 38,000 maestros hubiera 27,000, tendríamos dinero para aumentar el salario en un 25% a la soltá’. Un maestro tendría un salario de entrada de $27,000.”
Aunque rechazamos el argumento de que la corrupción política sea una causa fundamental de las crisis capitalistas, no podríamos pedir una exposición más clara de la posición de la clase capitalista con respecto los salarios y el empleos. De verdad el Sr. McClintock Hernández nos ha prestado un servicio valioso con su revelación.
Los capitalistas siempre les plantean a los obreros el siguiente dilema: no haremos despidos si ustedes se resignan a la congelación, si no la reducción, de salarios; o les concederemos aumentos salariales, pero sólo a cambio de aceptar una reducción de la nómina.
Es un círculo vicioso el cual opone a un grupo de obreros a otro mientras le da un escudo político al liderato oportunista dentro del movimiento sindical. Esta misma semana desde AbayardeRojo se denunció cómo una líder sindical dio apoyo activo a un plan que cerraría escuelas y resultar en inevitables despidos de maestros.
Sucesivas administraciones en el territorio han llevado a cabo despidos masivos mientras que han congelado salarios hasta el punto en que la amenaza de una radicalización del movimiento obrero es muy real. La fraudulenta orden ejecutiva que subirá el salario mínimo a un mísero $8.25 la hora para los trabajadores del sector público – ¡más del 90% de los cuales que ya gana más que esa cantidad – es otro ejemplo cínico de postureo político.
Los trabajadores conscientes exigen un programa masivo de creación de empleos sin reducciones salariales. Exigen un ajuste racional de la jornada laboral para garantizar el pleno empleo además de una comisión estadística compuesta por los representantes responsables de la clase obrera encargada de determinar los salarios según un cálculo realista del costo de vida, incluidos los gastos relacionados a necesidades básicas como la alimentación, la vivienda, la transportación, etc. además del desarrollo cultural.