Profesores por contrato: súper explotación capitalista en la UPR

Por: Lilith Rodríguez

Los recortes a la Universidad de Puerto Rico surgen bajo los dictámenes de la Junta de Wall Street como gestión de cobro y afán de desarticulación y privatización. No les interesa lograr el bienestar del pueblo, ni mayor calidad y efectividad en la educación. A los proponentes de los recortes poco les importa tomar en consideración las aportaciones sociales que dicha institución hace al país. Esto, a pesar de que sus trabajadores docentes, no docentes y estudiantes, llevan enfrentando las políticas de austeridad impuesta por el capitalismo, desde hace tiempo. Entre estos trabajadores, debemos señalar el auge de profesores por contrato que se ven sometidos a la lógica del capital.

Actualmente, los profesores con plazas están viendo amenazados sus derechos fruto de luchas presentes y pasadas. Desde 2010 ha habido una reducción de 900 plazas. A esto se suma, un creciente número de profesores por contrato, que en muchos casos conforman más de la mitad de los departamentos académicos y dicha tendencia va en aumento. En el sistema UPR el 60% de los docentes no tienen plaza y el 70% trabaja a jornada parcial. Estos profesores, cuentan con similar e igual preparación que el resto de sus compañeros trabajadores. A pesar de esto, padecen la necesidad de tener que moverse entre múltiples instituciones educativas y otros trabajos para poder cuadrar la quincena.

Muchos de estos profesores se ven condenados a trabajar a tiempo parcial para ahorrarle al patrono las aportaciones correspondientes para vivir una vida digna. Por tanto, no tienen derecho alguno a plan médico, a días por enfermedad, a días personales y a vacaciones.  Además, cobran exclusivamente lo estipulado por un contrato que vence semestre tras semestre sin ninguna garantía de extensión o permanencia. De igual modo, cada vez que firman contrato empiezan a cobrar sus salarios a partir de mes y medio a dos meses de haber comenzado a trabajar. A esto se suma, la falta de sustento tiempos de navidad y verano, momento en que, para todos los efectos, no están empleados.

A pesar de esto, se les exige trabajo adicional en comités y el cumplimiento de una serie de horas y tareas similares a quienes trabajan a tiempo completo, ya de por si sobrecargados, aunque solo ofrezcan una clase en la institución o tengan carga parcial. Según denuncia el recién organizado Comité de Acción de Docentes Sin Plaza, a modo de ejemplo, si se baja el contrato temporal de un año a tiempo parcial, el salario baja de $4,000 por cuatro cursos a $1,300, por tres cursos. “Así tenemos muchos profesores haciendo tres cuartos del trabajo por un cuarto de pago”, comentó uno de sus organizadores en medios del país.

Aun así, la Junta de Wall Street y sus lacayos del gobierno, quieren imponer una agenda de recortes que afecta directamente a estos trabajadores docentes y a sus compañeros. En el sector privado la situación es similar. Es decir, que, particularmente en este renglón, la Universidad se ha visto sujeta a la austeridad laboral que impone el sistema. La etapa actual de desarrollo capitalista se caracteriza por la ampliación abismal de la brecha entre capitalistas monopolistas especuladores y trabajadores súper explotados, condenados al “flexitime” y la precarización.

Por tanto, la alternativa no está en la privatización, ni en proponer que todos sobrevivan en la precariedad “arreglándoselas como puedan”. La opción radica en que los trabajadores de la Universidad de Puerto Rico y del país se organicen y rompan las cadenas de la explotación. Esto no es posible sometiéndose a la lógica del capital cuyo interés de lucro prima sobre cualquier otra consideración humana.

La Universidad, sus educadores con plaza y por contrato, estudiantes y todos los trabajadores y trabajadoras, solo pueden ocupar el lugar que les corresponde combatiendo el sistema que les oprime. Hay que empezar por la organización de todos los sectores de docentes, trabajadores y estudiantes que conforman la universidad en consejos obrero-estudiantiles. Se hace necesario convocar a asambleas en los centros de trabajo en las distintas universidades y fortalecer los espacios organizativos y de lucha orientados hacia un programa socialista. La universidad debe ser dirigida por consejos de la clase trabajadora. Solo así, saldrá de las garras de la bestia de Wall Street y sus lacayos. Solo así, podrá pertenecer verdaderamente al pueblo y educar para la nueva sociedad.

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