por Carlos Borrero
La actual rectora interina fue nombrada por la administración reaccionaria de Rosselló para implementar la brutal campaña de austeridad que exigen los parásitos de Wall Street. Por más que digan lo contrario, a los secuaces del capital financiero que administran el territorio nada les importan ni la defensa de la eduación pública en general ni la autonomía universitaria. Lo que sí les importan son las tajadas que les dejan sus amos de las grandes instituciones financieras por defender vigorosamente el sistema de ganancias privadas.
Los estudiantes han lanzado dos consignas: la unidad obrero-estudiantil y la autonomía universitaria. Estas consignas reflejan un alto grado de conciencia política progresista y son indudablemente correctas. Para materializar los objetivos que encierran estas consignas se requieren estructuras que no sólo unan a los estudiantes con los varios sectores laborales sino también sienten las bases para el ejercicio de poder obrero-estudiantil dentro del claustro universitario.
La verdadera autonomía universitaria se basa en el desarrollo de cuerpos permanentes compuestos por los estudiantes y trabajadores, tanto profesores como no docentes, con la capacidad de tomar decisiones importantes. Éstas incluirían las decisiones presupuestarias además de todas aquellas relacionadas a la administración de la Universidad como el nombramiento de oficiales. Tales estructuras no sólo representarían los intereses genuinos de la comunidad universitaria sino que serían la única defensa de los estudiantes y trabajadores en contra de los ataques que se están llevando a cabo por el capital financiero y sus aliados políticos en el territorio.