Por Carlos Borrero
Una huelga es una expresión aguda de conflicto que forma parte de una guerra más amplia entre clases sociales antagónicas. Como tal, se aplican las mismas exigencias que en cualquier otro enfrentamiento militar. Para ser victoriosos, los huelguistas deben saber manejar no solamente las categorías tácticas de la ciencia militar: el espacio, el tiempo, el movimiento, la potencia de fuego, etc. sino también deben tener objetivos claros además de amplio apoyo entre la población. Las mismas consideraciones aplican a las huelgas que se dan fuera del ámbito laboral, como lo que está sucediendo actualmente entre los estudiantes de la UPR.
Los universitarios que se identifican más estrechamente con la clase obrera representan el sector más avanzado dentro del movimiento estudiantil. Estos estudiantes han apoyado plenamente la huelga y lanzado la consigna «unidad obrero-estudiantil». Aunque esta consigna es indudablemente correcta en términos de la táctica y la política en un sentido abstracto, no aborda la cuestión de objetivos claros los cuales definen la victoria o la derrota en una batalla dada y sientan las bases para futuras campañas militares.
Las discusiones actuales entre los universitarios riopedrenses deben dar prioridad a la cuestión de ¿cómo definir la victoria en esta huelga? En la actualidad, los estudiantes han manifestado su oposición a los recortes a la UPR contenidos en el recientemente aprobado Plan Fiscal y la demanda para una auditoría de la deuda. Sin embargo, tal demanda depende de la buena voluntad de la administración territorial para tomar acciones en nombre del pueblo y en contra de la Junta, lo cual es una imposibilidad. Tales demandas nada tienen que ver con una lucha conjunta de estudiantes y obreros o el llamado a la autonomía universitaria.
En este sentido, los estudiantes deben redirigir sus energías a la consecución de una verdadera autonomía universitaria utilizando la huelga como una oportunidad para organizar un cuerpo compuesto por sus propios representantes junto con los de los profesores y trabajadores no docentes. Una vez organizado dicho cuerpo, deben exigir que sea legalmente reconocido como el órgano rector dentro del claustro universitario con potestad para aprobar o rechazar todas las medidas presupuestarias y los nombramientos administrativos.
Tal demanda concreta, la cual combina el llamado a la unidad obrero-estudiantil y la autonomía universitaria, daría un claro objetivo a la huelga actual. Una «victoria» en tal caso resultaría no sólo en una conquista tangible para la alianza de estudiantes y trabajadores sino una inclinación del balance de fuerzas internas dentro de la Universidad hacia su favor.
Es solamente sobre la base de tales victorias que la guerra entre las masas populares, por un lado, y la alianza de los parásitos de Wall Street y sus secuaces políticos en el territorio, por el otro, podrá entrar en nuevas fases.