Por Néstor Paz
Por si había alguna duda a quien responde el Estado y el gobierno de Puerto Rico, el periodista Antonio R. Gómez, el pasado viernes 9 de febrero, publicó una nota cuyo título es “Cierra el Caucus de Industriales con el Gobierno con nuevos pactos” en la sección de Negocios de El Nuevo Día (el periódico del capital y la burguesía) nos lo deja de saber con claridad. La nota señala que se hicieron más de 25 pactos entre el Gobierno y la Asociación de Industriales en el pasado cónclave del Gobierno y la Asociación de Industriales. No debe de extrañarnos estos pactos. Siempre han existido. No son nuevos. El marxismo leninismo nos ha dicho, desde siempre, que el Estado y el gobierno son los instrumentos que usa la burguesía y el capital para imponer su voluntad sobre el pueblo de esa manera asegurar la explotación de las clases trabajadora y las ganancias para la burguesía.
En el detalle de esos pactos podemos ver claramente que el gobierno y el Estado están al servicio del capital y la burguesía. Veamos el detalle:
1) Un acuerdo para que todos los sectores del gobierno y el Estado vayan a Washington para adelantar la agenda de Puerto Rico,
2) Orientación por parte del Departamento del Trabajo sobre responsabilidades, obligaciones y derechos la (De)forma Laboral (no se mencionan a los trabajadores y trabajadoras, ni a los sindicatos ni a las uniones).
3) Comunicación entre los industriales y el Departamento de Hacienda para que todas las disposiciones y asuntos contributivos sean interpretadas e implementados de “manera consciente con los principios de la (de)reforma laboral” (nada sobre reducción de impuestos a la clase trabajadora).
4) Un pacto de colaboración para diseñar e implementar la promoción de inversión pública privada.
5) Participación en el diseño de “un nuevo código de incentivos para la atracción de inversión” (nada de mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora).
6) Creación de un grupo de trabajo “multisectorial” para la reforma de permisos.
7) Establecer un programa de colaboración, orientación y asistencia para contribuyentes comerciales.
8) Simplificación de procesos para mejorar el manejo de importaciones y flujos de mercancías. (nada de eliminar las leyes de cabotaje ni las leyes del comercio interestatal).
Estos ocho acuerdos son suficientes para ver con claridad que la función del Estado y el gobierno es agilizar, facilitar y permitir que el capital y la burguesía pueda continuar y profundizar su explotación a la clase trabajadora y ampliar sus márgenes de ganancias. Es evidente que ninguno de estos acuerdos toma en consideración la clase trabajadora y los sectores empobrecidos del país. Ninguno de estos acuerdos asegura un desarrollo económico que supere la división de clase y la disparidad de ingresos que existen en nuestro país. Ninguno de estos acuerdos permite un aumento de empleos de calidad que aseguren el disfrute de una calidad de vida humana y plena.
Sin embargo, aun cuando se “nos tomara en cuenta” y se nos diera “participación” en la elaboración de estas reformas (antipopulares), todas estas movidas van dirigidas directamente en contra de los intereses de las masas trabajadoras. Estas medidas reafirman una vez más el antagonismo que existe entre los intereses de las clases explotadoras y las mayorías trabajadoras. Sus “propuestas” demuestran que la burguesía criolla no tiene un proyecto para el país, no representa los intereses que le convienen a la sociedad en su conjunto, sino solo a ese puñado de ricachones ociosos.
Para superar esta situación la clase trabajadora debe organizarse en consejos de trabajadores y trabajadoras en sus centros de trabajo y en sus lugares de residencia. Estos consejos deben servir para que la clase trabajadora se eduque sobre la realidad en la que vivimos, ser grupo de presión y lucha a favor de nuestros intereses y, sobre todo, deben ser lugar que nos prepare para la lucha por la toma del poder.
Sólo con la clase trabajadora en el poder se hará posible construir una sociedad diferente. La única forma de hacerlo es destruyendo el capitalismo, un sistema que se fundamental en la explotación y construyendo una sociedad socialista donde la clase trabajadora tiene en sus manos el control del Estado, el gobierno y la economía.