Nuevo informe de OXFAM resalta niveles aún más grotescos de desigualdad

por Carlos Borrero

La confederación internacional de organizaciones caritativas con sede en Inglaterra, Oxfam, emitió un informe mordaz esta semana en el que destaca los grotescos niveles de desigualdad en el mundo que han sido producidos por el capitalismo.  La cifra más condenatoria en el informe señala el hecho de que los ocho individuos más ricos del mundo poseen tanta riqueza como la mitad más pobre de la población mundial, en otras palabras 3.600 millones de seres humanos.  El informe fue publicado para coincidir con el Foro Económico Mundial, una reunión de los más poderosos líderes políticos y empresariales del mundo que se celebra anualmente en Davos, Suiza.

 

El informe completo fue realizado por la investigadora Deborah Hardoon.  En él se actualiza la investigación del año pasado en la que se citó que 62 personas poseían la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial después que se descubrió que las anteriores cifras de China e India habían demostrado una exageración de los ingresos de los más pobres en esos países.  Los niveles de inequidad fueron en realidad peores de lo que se informó anteriormente.

 

Entre las razones citadas para explicar el enorme incremento en la desigualdad se destaca el estancamiento, si no la reducción absoluta, de los salarios de los trabajadores y pequeños productores durante los últimos 30 años a través del mundo.  Además de esta reducción salarial, se nota la persistencia de condiciones de trabajo forzoso, incluyendo el trabajo infantil, particularmente en países subdesarrollados como Bangladesh, India y Pakistán, así como la erosión de las conquistas laborales en muchos países ‘avanzados’.  La imposición de condiciones cada vez más brutales así como los ataques en contra de los salarios se dan a la misma vez en que la compensación a los altos ejecutivos de las corporaciones en la forma de salarios exagerados y dividendos de acciones se ha disparado.

 

Otra causa principal del crecimiento de la desigualdad citada en el informe es la omnipresencia de la evasión fiscal por parte de los más ricos del mundo.  La tendencia de usar las técnicas de evasión fiscal se ha generalizado entre todas las corporaciones, instituciones financieras e individuos súper ricos.  En un ejemplo particular, los investigadores destacaron el caso de Apple, que tributó una tasa impositiva efectiva del 0,005% sobre las ganancias de sus operaciones en Europa durante el año 2014.  La filtración de los Papeles de Panamá el año pasado pone de relieve tanto la criminalidad como el alcance de la red internacional de paraísos fiscales que existe para los capitalistas y muchos de sus defensores.

 

Aunque el informe usa terminología algo vaga, otra razón citada para el aumento de la desigualdad es el crecimiento del parasitismo financiero.  En lo que se describe como “capitalismo cortoplacista”, fenómeno que se refiere a la priorización de los dividendos que se les pagan a los accionistas más poderosos, se notan dos tendencias relacionadas durante las últimas décadas.  Primero, se destaca el relativo desplazamiento de inversionistas institucionales como los fondos de pensiones cuyas inversiones en el mercado tienen un impacto directo en los sistemas de retiro actuales.  En su lugar, los fondos de alto riesgo como los fondos de cobertura han asumido mayor importancia dentro de la jerarquía financiera.  Segundo, las estrategias corporativas se dirigen cada vez más hacia estrategias financieras a corto plazo como son las recompras de acciones así como las fusiones y adquisiciones en vez de la inversión productiva.  Ya a los sectores más poderosos de la clase capitalista no les interesa tanto la producción de nueva riqueza tangible en la forma de artículos de consumo para las masas mediante la construcción de nuevas fábricas y el empleo de más trabajadores – esas funciones les caen cada vez más a los capitalistas medianos y pequeños – sino en los esquemas para la concentración en sus manos lo que es el capital ficticio en la forma de títulos de activos.  Este capital ficticio representa, en esencia, los «reclamos acumulados, títulos legales, a la producción futura» de los cual se deriva la «riqueza» de los parásitos financieros.

 

Por supuesto, el capitalismo está lleno de clientelismo.  Esto no es nada nuevo.  De hecho, los ejemplos de corrupción entre los capitalistas y los políticos burgueses que les sirven podrían llenar bibliotecas enteras.  En un esfuerzo por refutar el mito del hombre hecho rico por el sudor de la frente, el informe de Oxfam señala el hecho de que la abrumadora mayoría de los súper ricos deben su riqueza a la herencia o las relaciones corruptas con los gobiernos.

 

Oxfam no es una organización revolucionaria.  Por tanto, por valiosa que sea la información que provee su investigación, no llega a identificar las causas reales de los males que describe en el funcionamiento inherente de la economía capitalista o el sistema de la propiedad privada sobre los medios de producción.  Tampoco puede proponer una salida verdadera a los problemas generados por el sistema.  Sin embargo, las principales conclusiones del informe confirman la exactitud de la explicación marxista de las tendencias inherentes del capitalismo y su impacto sobre la sociedad.

 

La clase obrera es la única fuerza capaz de poner fin a este ejemplo grotesco de lo que produce el capitalismo.  Los obreros sólo lograrán este objetivo mediante su reorganización para la toma de poder político y la implementación de un programa de transformación socialista de la vida económica.

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