Por Carlos Borrero
Bajo el pretexto de un proyectado déficit anual de $7 mil millones, la carta enviada por “los siete” de la Junta a la marioneta colonial Rosselló esboza otras medidas draconianas que Wall Street exige que se lleve a cabo. Dada la ya reconocida sintonía que existe entre esta banda de chacales capitalistas y la administración de Rosselló, ningún obrero debe dudar de su compromiso para llevar a cabo con fidelidad estas últimas directrices. Tampoco queda duda de que la carga de lo que se contempla llevar a cabo les recaerá sobre las masas obreras.
La carta esboza cinco áreas principales donde los chacales intentan enterrar sus colmillos. Bajo el título “Revenue Enhancements” o lo que son medidas para aumentar los ingresos, se exigen medidas dirigidas a los obreros además de la llamada clase media alta. Éstas incluyen el fortalecimiento de los mecanismos para recaudar impuestos y el aumento del personal dedicado a perseguir a evasores, por un lado, y la reevaluación de la propiedad con el fin de aumentar los impuestos, por el otro. Estas medidas tienen el objetivo de extraer $1.5 mil millones de las masas a la vez que se implementan leyes que eximen de impuestos a negocios de servicios e inversionistas extranjeros (Leyes 20 y 22) y se proponen varias otras exenciones impositivas para otros capitalistas.
En lo que llaman “Government Right-sizing”, expresión que significa una reducción gubernamental, además de los recortes ya prometidos se exige otro más de 30% de la nómina. Se especifica también reducciones a los gastos de la educación pública K – 12. Estos recortes tienen como objetivo entregarle $1.5 mil millones adicionales a Wall Street.
Esta manada de hienas también exige una reducción de los gastos del cuidado médico en $1.5 mil millones mediante lo que llaman reducciones de la utilización del sistema de salud y un cambio del cuidado médico hacia los centros de bajo costo. En otras palabras, se contempla el cierre de hospitales y el creciente uso de los llamados ‘centros de cuidado urgente’ (Urgent Care Centers) donde habrá menos oferta de servicios y atención médica. También se está exigiendo una evisceración del ya debilitado programa MiSalud a través de una reducción de la cobertura y los beneficios.
De los estudiantes y personal de la Universidad de Puerto Rico se les exigen unos $300 millones más mediante aumentos de matrícula y despidos de facultad y otros empleados. Finalmente, se exige una reducción de pensiones en 10% además del cambio a un esquema de planes de retiro individuales para los trabajadores públicos. Si la primera constituye un acto de abierto robo salarial, la segunda obliga a cada empleado a poner su futuro a merced de apostadores y estafadores capitalistas.
La carta elogia a los esfuerzos ya hechos para promover la privatización mediante las Alianzas Público Privadas además de destruir lo que queda del régimen regulatorio ambiental con la agilización del proceso de permisos. Señala que estas medidas deben ser profundizadas.
Si está claro que la combinación de estas medidas significa mayor miseria para la clase obrera, también está claro que para derrotar a Wall Street y sus defensores, los trabajadores tienen que desarrollar nuevos instrumentos de lucha y emplear nuevas tácticas. No es suficiente organizar piquetes frente a Capitolio y apelar a la buena voluntad de los políticos burgueses. Para derrotar a la Junta de Wall Street y a la administración territorial que le sirve de verdugo, los obreros tienen que romper completamente con todos los partidos políticos establecidos en el territorio y reorganizarse a base de sus intereses de clase en contra de los capitalistas. La clase obrera ya no puede atarse a la lucha exclusiva por lograr reformas contenidas dentro del sistema actual de explotación capitalista en la colonia. Más bien, la clase obrera debe fijarse como meta la conquista del poder político como el primer paso para dirigir la política pública en el interés de la mayoría.