Por Carlos Borrero
Dios los cría…
A pocos días de la ‘victoria’ electoral de Trump, la falsedad del reclamo de que los dos principales partidos políticos en los Estados Unidos representan intereses profundamente diferentes ha sido puesta a descubierto. Los meses de incesante vitriolo, insultos personales y denuncias de política pública entre republicanos y demócratas durante este ciclo electoral no fueron más que teatro político llevado a cabo por charlatanes profesionales para desorientar a las masas. Uno por uno, empezando por Clinton y Obama además de los llamados progresistas como Sanders, los demócratas se han comprometido a trabajar con Trump. En palabras de Obama, «Somos un equipo», una afirmación que revela con claridad cómo TODOS los representantes políticos de los capitalistas, tanto demócrata como republicano, deben ser vistos por las masas obreras.
El hecho de que la administración de Trump continuará las mismas políticas generales llevadas a cabo por Obama con sólo algunas modificaciones puede verse en unos comentarios recientes hechos por el presidente electo. Después de años de denunciar a ObamaCare y promesas de derogarla al ser elegido, Trump declaró recientemente que mantendría «componentes» de dicha ley. Esto es porque la ley misma fue escrita por las compañías de seguro con el objetivo de forzar a individuos en un sistema en que se aumentan las primas y los copagos mientras que se reduce el cubierto médico en aras de jugosas ganancias.
No debe olvidarse que a pesar de toda la histeria xenófoba promovida por Trump durante su campaña, ha sido la administración Obama la que ha llevado a cabo un número sin precedentes de deportaciones de inmigrantes durante sus dos mandatos como presidente. ¿Y la promesa de Trump de «traer de nuevo trabajos” a Estados Unidos? Los interminables ataques contra el nivel de vida de las masas obreras en Estados Unidos, donde los salarios reales no han aumentado en más de tres décadas, han sentado las bases para el limitado retorno de la manufactura sobre la base de bajos salarios y protecciones laborales debilitadas. El gobierno de Obama ciertamente ha hecho su parte en esto al intervenir varias veces para suprimir demandas tales como aumentos salariales, etc. de sectores críticos de la clase obrera como los trabajadores automovilísticos y portuarios.
El carácter enajenante y corrupto de la democracia capitalista se exhibió una vez más durante estas elecciones. No sólo se mantuvo en alrededor de 55% la tasa de participación entre votantes elegibles, lo cual demuestra la enorme insatisfacción con los dos principales candidatos entre la gente, una vez más el candidato que ganó el voto popular perdió las elecciones como resultado del sistema del colegio electoral. La democracia capitalista es una farsa que las masas obreras detestan con razón.
Una debacle política en el territorio
Si la baja participación electoral en Estados Unidos es una expresión pasiva del rechazo de las masas obreras de la democracia capitalista, la precipitosa reducción de más del 20% de participación electoral en el territorio desde el 2012 refleja una debacle total en el sistema político del territorio. El PNP administrará el territorio con el apoyo activo de sólo el 22,5% de la población inscrita para votar.
Esta debacle no se limita a los partidos tradicionales que se han alternado en la administración territorial durante décadas y hacia los cuales las masas obreras dirigen correctamente su desprecio absoluto. También se extiende a los llamados ‘progresistas’ del PIP, el PPT y el MINH cuya participación activa y pasiva en esta farsa electoral pretende obstaculizar la radicalización de las masas obreras. El mismo PIP, que se presenta como una oposición a la no democrática Junta de Wall Street, obtuvo 33.000 votos (2.3%) y tendrá dos representantes en esa fosa de corrupción y suciedad que llamamos cuerpos legislativos en el territorio. Mientras tanto, los candidatos «independientes», que son tan capitalistas, corruptos y merecedores del desprecio de los trabajadores como los partidos tradicionales pero quienes ganaron 262.000 votos combinados (16,8%), no tendrán presencia legislativa ninguna. ¿Qué queda para las masas obreras en un sistema tan vil y corroído?
El Partido Comunista de Puerto Rico hizo un llamado al Boicot Activo de las elecciones territoriales. La abstención pasiva de las masas comprobó la exactitud de nuestro análisis y llamado. El rechazo intuitivo por las masas obreras de la farsa electoral en el territorio durante las pasadas elecciones apunta a la necesidad de crear nuevos instrumentos de lucha y plantear nuevas formas de hacer política para la clase obrera. Es en esto que reside el aspecto ‘activo’ del boicot que propusimos y es un objetivo hacia el cual continuaremos trabajando más allá del ciclo electoral.
¿Qué son estos instrumentos nuevos de lucha obrera? ¿Qué nuevas formas de hacer política se plantea con su creación?
Son consejos obreros en cada centro de trabajo y asambleas de trabajadores a nivel nacional. Estos instrumentos de lucha, basados en la elección de los trabajadores mismos desde sus centros de trabajo y quienes percibirán el mismo salario de y serán revocables en cada momento por sus electores – verdaderos delegados responsables de los trabajadores – tienen la encomienda de convertir en política pública la verdadera voluntad de las masas obreras.
En la medida en que se siga derrumbando todo el corroído sistema político actual; en la medida en que las masas de trabajadores retiren su apoyo a los politiqueros de siempre con sus Partidos que representan los intereses de los capitalistas, estos nuevos instrumentos de la clase obrera misma cobrarán fuerza suficiente para retar al poder político de los explotadores.
¡Obreros! Si de verdad quieren una política que refleje la voluntad de la mayoría trabajadora, colaboren en la construcción de nuevos instrumentos de poder político de la clase obrera.