Sobre la llamada «asamblea de pueblo»

Por Emilio

En la tarde del sábado, 25 de junio de 2016, se congregaron miles de personas para participar de la llamada “Asamblea de Pueblo” convocada por la Concertación Puertorriqueña Contra la Junta de Control Fiscal Federal, en el Coliseo Roberto Clemente de San Juan. En la misma, se manifestó la oposición a la Junta de Control Fiscal que pretende imponer la burguesía de Wall Street en Puerto Rico con la complicidad de sus lacayos en la Isla.  Esta estuvo matizada por diferencias ideológicas y de posicionamientos políticos que reflejaron las contradicciones de clase en el seno de la sociedad puertorriqueña.

La actividad contó con la presencia de agrupaciones civiles, religiosas, sindicales y políticas. Entre los grupos presentes estuvieron: el SPT, MINH, PPT, El Movimiento Amplio de Mujeres, FCT, CABE, y otros. La misma abrió con la participación de grupos musicales y comenzó formalmente con el mensaje del Representante del Partido Demócrata, Luis Gutiérrez, seguido por la Presidenta del Consejo de la Ciudad de Nueva York, Melisa Mark Viverito, y el excandidato del MUS, José “Tato” Rivera Santana, quienes dominaron el uso del micrófono. La reacción del pueblo fluctuó entre aplausos y abucheos, tanto a algunas figuras como a varios de sus argumentos. En sus discursos, se criticó al Partido Republicano por querer ayudar a sus amigos de Wall Street, sin embargo, se argumentó falazmente, que los demócratas quieren poner gente en Washington para ayudar al pueblo puertorriqueño. Hasta se llegó a proponer que se participara en la Junta para defender al pueblo de Puerto Rico. Al plantearse esto, quedó claro que las estructuras democrático-burguesas, que sirven de instrumento a la dictadura del capital, se mantendrían completamente intactas, debido a que en nada fueron problematizadas. Posteriormente, se expresaron algunos sectores ambientalistas, cooperativistas, comunitarios y religiosos, en turnos cortos programados por los organizadores. Finalmente, se leyó de forma unilateral y sin consulta a los/as presentes, una declaración rechazando la Junta de Control Fiscal y prometiendo: más asambleas, protestas, acciones de desobediencia civil y denuncias en foros internacionales.

Foto: Víctor Birriel
Foto: Víctor Birriel

La llamada Asamblea de Pueblo fue ni una asamblea, ni de pueblo. La misma estuvo controlada por grupos liberales reformistas, burgueses y pequeñoburgueses de la isla, con la pretensión de dirigir y encausar el descontento de los y las trabajadoras/es y demás sectores anticolonialistas, empobrecidos y afectados. El contenido ideológico fue claro en favor de la unidad nacional para salvaguardar las estructuras burguesas que hemos heredado del capitalismo colonial.

 

Los grupos que asistieron con la intención de participar abiertamente, plantear posturas y articular acciones, quedaron excluidos del micrófono. Los sectores descontentos, al verse sin la posibilidad de exponer sus postulados, acrecentaron sus reclamos: “Si es una asamblea del pueblo, que el pueblo hable”. Ante esta situación, se declaró desde la tarima, que la Asamblea sería informativa y no deliberativa, y se criticó a quienes protestaron, acusándoseles de romper la unidad nacional. Sin embargo, ¿a qué unidad se refieren?, ¿Acaso no es la unidad que pretende esconder las contradicciones y la dominación de clase existentes en nuestra sociedad capitalista?

Una muestra de los enemigos de la clase obrera suscribiendo la actividad.
Una muestra de los enemigos de la clase obrera suscribiendo la actividad.

Contrario a la unidad burguesa, proponemos la creación de un Frente de Masas constituido por obreros, estudiantes, desempleados y capas bajas de la pequeña propiedad, como órgano para aglutinar las luchas dispersas de sectores oprimidos por el sistema. No nos interesa la unidad de los explotadores y explotados, ni con el imperialismo norteamericano ni con la burguesía criolla. El llamado a la unidad poco tiene de validez y de real cuando, desde sus inicios, se manifiesta excluyente en los aspectos programáticos más básicos como controlar el discurso y no disponer micrófonos para el público. Los/as trabajadores/as no tuvieron voz, ni se les consultó asunto alguno. Como si se tratase de un concierto o evento social, fueron mantenidos en las gradas como espectadores pasivos.

La actividad reflejó un proceso que apenas comienza y va encaminado a madurar y definirse. Por tanto, se hace urgente una clase trabajadora organizada y militante con claridad ideológica para articular un programa independiente que responda a sus intereses.  Reafirmamos la necesidad de crear consejos y asambleas obreras e insistir en un proceso de autodeterminación conducente a la construcción del socialismo. Es la única forma que podemos impedir efectivamente la imposición de estructuras y mecanismos que perpetúen la dictadura del capital. En esto radica nuestra verdadera emancipación. ¡Ni Junta ni colonia! ¡Asambleas de trabajadoras y trabajadores ahora!

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