Sobre la crisis del capital y las tareas del movimiento obrero

Por Rogelio Acevedo

En días recientes los monopolios informativos internacionales han dado gran relevancia a la cada vez más evidente y creciente crisis de acumulación del sistema capitalista a nivel mundial. Mientras que por un lado, los mercados asiáticos se desploman arrastrados por la reciente caída del mercado chino, por el otro, el continuo descenso del precio del petróleo mantienen en ascuas a los capitalistas y sus defensores en todo el mundo.[1]

En el caso de la caída del mercado bursátil chino los analistas financieros lo atribuyen a la creciente devaluación del yuan y por la desaceleración de esa economía causada por su transformación de una industrial a una de servicios. En cuanto al descenso del precio del petróleo hay varios factores que han causado un aumento desenfrenado de los inventarios, como la eliminación de cuotas de producción de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) el año pasado. Las recientes disputas diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán por el asesinato del clérigo chií acusado de terrorismo Nimr Baquir al Nimr, tienen su base económica en el levantamiento este año a las sanciones para la exportación del petróleo iraní, que prometen no solo recrudecer la competencia de ambos países por mercados, sino también aumentará el descenso del precio del crudo.[2]

Mercado chino

“Para colmo de males” el mercado de las principales materias primas o commodities (metales preciosos, productos agrícolas, petróleo), con excepción del oro, la plata y el gas natural, ha tenido descensos constantes durante el mes de diciembre, provocado fundamentalmente por la reducción en su consumo.[3]

Estos breves datos apuntan a dos de las características  primarias del régimen de producción capitalista: la sobreproducción causada por la necesidad de acumulación y la falta de planificación de la economía. Mientras millones de personas en el mundo mueren a diario de hambre y frío, en los almacenes de la clase capitalista se desvalorizan descomunales cantidades de mercancías al no poder realizar su función dentro del sistema regido por el capital: su intercambio por dinero.

Pero esta “nueva” crisis del capital, que muchos comparan con la ocurrida en 2008, a su vez vuelve a poner de manifiesto la contradicción entre el capital industrial/productivo frente al capital financiero. Mientras el capital vinculado a la producción sufre graves contracciones y pérdidas, ya los buitres vinculados a firmas de especulación financiera se afilan las garras ante lo que plantean serán “un par de años muy buenos”.

Analistas de algunas de estas firmas como Houlihan Lokey Inc., Lazard Inc. (anterior patrono de Antonio Weiss, ayudante especial del Secretario del Tesoro estadounidense), JP Morgan Chase Co., entre otras han planteado cuáles serán los ámbitos de la economía más rentables para la acumulación.[4] Estos entienden que, sumado al desplome del precio del petróleo, el aumento de las tasas de interés por la reserva federal (FED) y las proyecciones favorables sobre los bonos gubernamentales (con excepción de los clasificados como chatarra) habrá otra orgía de riqueza. Los buitres tienen en la mirilla, basándose en sus experiencias de la crisis de 2008,  los sectores energéticos, particularmente en los dedicados al petróleo y gas natural. Estos tienen sus esperanzas centradas en que el desplome de los precios en el sector provoque quiebras a granel o que empresas más grandes se traguen  a las más pequeñas.

¿Qué tiene que ver esto con Puerto Rico?

Es precisamente por lo que los buitres tienen especial interés en continuar empujando su agenda de control en el congreso de EEUU para obligar al gobierno del ELA a implementar el Plan Kruger, específicamente en los renglones de inversión de capital en empresas estatales y en la “transformación” del sistema de educación pública para el pago de la deuda. Estos, a su vez, han ampliado su ofensiva al tribunal federal en Puerto Rico para evitar que el gobierno del ELA pague a los bonistas tenedores de los bonos de obligación general (GOB) cerca de $8,000 millones.

Paro magisterial 5

Mientras el gobernador García Padilla sacaba pecho ante la prensa, el 4 de enero se realizó un pago de $594.3 millones de distintas entidades y corporaciones emisoras de deuda. Se dejó sin pagar $35.9 millones de deuda de AFI es decir, un 0.06% del total. La respuesta de Standard and Poor’s fue degradar nuevamente los bonos de AFI.

Otro de los renglones que promete según los buitres, es el sector de las llamadas reestructuraciones de empresas públicas y privadas. Esta será la “fase operacional” del Plan Kruger en lo que respecta a convertir a la AEE en una maquinita esbelta y despiadada de generar riqueza con su transformación de una empresa que funciona a base de petróleo a una que funcione con gas natural. ¡Desde luego, los bonistas exigen que estas inversiones de capital las paguemos la clase trabajadora sin olvidarnos de la deuda!

Si en algo coincido con los portavoces de la burguesía y la pequeña burguesía es que se avecinan profundas trasformaciones al modelo colonial vigente. El aspecto fundamental de esta cuestión es qué clase dirige el proceso y a qué intereses responde. No cabe duda que los bonistas, y sus representantes en la colonia pretenden sustituir el anacrónico modelo colonial por otro arreglo que, más allá de conservar intactos sus privilegios, remueva las trabas actuales y permita la ampliación en los niveles de explotación de las masas trabajadoras en Puerto Rico. Ante la actual coyuntura la clase trabajadora debemos comenzar a dar los pasos necesarios para convertirnos en fuerza política que incline la balanza en favor de nuestros intereses, así como de las amplias mayorías desposeídas.

  1. La lucha por la república. La clase trabajadora debemos estar conscientes de que la única forma de poder construir un proceso de desarrollo económico es mediante un proceso de autodeterminación para Puerto Rico y la constitución de la república. Sin embargo, las y los comunistas, conscientes de esta necesidad, no concebimos la lucha por esa república como un trámite para entregarle cómodamente el poder político ni a la oligarquía colonial, ni a los sectores “progresistas y de izquierda” pequeñoburgueses. Concebimos la construcción de esa república como herramienta para ampliar las fortalezas organizativas (sindicales y políticas) de las masas trabajadoras. Es en este aspecto la necesidad de avanzar en este proceso para que las masas trabajadoras impulsemos la república y nos coloquemos en una posición política de fortaleza e impidamos al capital establecer condiciones ventajosas exclusivamente a sus intereses.
  1. Continuar impulsando las asambleas de trabajadores y trabajadoras. A finales del año pasado se realizaron varios “ensayos” que a pesar de no haberse desarrollado, constituyen un gran avance para continuar rompiendo el inmovilismo de las burocracias sindicales y el control que ejercen sobre ellas los partidos de la burguesía. Solamente a través de la participación efectiva de las y los trabajadores en los procesos deliberativos, organizativos, ejerciendo la crítica y la autocrítica podremos avanzar en la conformación de una oposición política liderada por la clase obrera.
  2. Por la construcción de la vanguardia revolucionaria. Mientras no exista un destacamento de hombres y mujeres resueltos, audaces, organizados en un partido de clase fuerte, capaz de dar dirección ideológica y política a las masas trabajadoras será muy difícil vencer la dispersión actual. Ese destacamento solo puede estar organizado en el Partido Comunista, organización de clase, que por su ideología y visión científica de la lucha de clases, representa las verdaderas aspiraciones de las masas trabajadoras y desposeídas en Puerto Rico: el socialismo.
  3. Por la conformación de un frente de masas. Como todas las clases explotadoras en el poder, los bonistas solo entienden de fuerza. Es por esto que la clase obrera y las masas desposeídas debemos organizarnos para luchar. La construcción de un frente de masas no será obra mecánica ni ocurrirá por designios burocráticos de unas élites iluminadas, será el resultado de un arduo y largo proceso de debate, ensayos y errores, pero que será la única garantía de plantarle cara a las clases explotadoras, «nacionales» e internacionales.

Las tareas que tenemos por delante para rescatar el país son inmensas y ninguna clase social, a excepción de nosotros y nosotras, la clase obrera, tiene la capacidad de impulsar los cambios revolucionarios que se necesitan para detener los planes destructivos que tiene el capital y sus representantes. El régimen se tambalea, aún así la lucha será larga y dura. Todo lo que logremos en beneficio de la sociedad será obra nuestra.

Las soluciones están en manos de la clase obrera.

 

 

[1] http://www.bloomberg.com/news/articles/2016-01-07/shanghai-fund-manager-dumps-all-holdings-as-market-goes-insane–ij3q4f91

[2] http://www.bloomberg.com/news/articles/2016-01-07/iran-relations-one-of-saudi-arabia-s-many-problems

[3] http://www.bloomberg.com/markets/commodities

[4] http://www.bloomberg.com/news/articles/2015-12-28/these-will-be-wall-street-s-most-in-demand-positions-next-year

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