por Carlos Borrero
El USS Lassen, un destructor de misiles guiados, ha emprendido en un curso para penetrar el perímetro de doce millas náuticas alrededor de dos islotes artificiales, los arrecifes Subi y Mischief, construidos por China en el Mar del Sur de China. Según el Financial Times, el buque de guerra empezó su trayecto dirigido al área del archipiélago Spratly en la madrugada del martes en un acto deliberado de provocación por parte de Estados Unidos. En repetidas ocasiones durante las últimas semanas, altos funcionarios chinos han advertido que tales incursiones marítimas no serán toleradas. No obstante, EEUU han insistido en la escalada de su curso temerario bajo la cínicamente adoptada consigna de «libertad de navegación».
La decisión de desafiar los reclamos territoriales de China en la zona, que llega en momentos de pronósticos cada vez más pesimistas a través de todas las principales economías, refleja la escalada de tensiones económicas entre los dos más fuertes rivales capitalistas del mundo. Por un lado, el recientemente concluido acuerdo comercial entre Estados Unidos y once países del Pacífico a exclusión de China representa lo que los mismos ideólogos del imperialismo estadounidense han llamado la columna vertebral del plan para aislar y debilitar a su rival. Por el otro, la creación el año pasado del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, ideado por los chinos, es un desafío directo al FMI y el Banco Mundial, dos pilares de la arquitectura financiera internacional dominada por EEUU.
Vale la pena repetir que el mar del Sur de China es un área de suma importancia estratégica para las potencias capitalistas. Cerca del 30% del comercio internacional atraviesa la zona. Esto equivale a aproximadamente $5000 mil millones ($5 trillones) en comercio anual que pasa por estas aguas las cuales, según muchos científicos, también contienen yacimientos significativos de petróleo y gas natural.
Junto con la intensificación de su rivalidad económica, ambos países han hecho preparativos militares para un enfrentamiento directo. En los últimos años, la escalada militar de China ha sido bien documentada. Una de las prioridades en este ámbito ha sido la ampliación y modernización de su marina de guerra, que ahora incluye nuevas flotas de destructores, fragatas y submarinos además de la reciente construcción de portaaviones, como corolario a la expansión económica china en la cuenca del Pacífico. Si bien el imperialismo estadounidense mantiene todavía una ventaja militar decisiva en varias áreas claves, la amenaza de la creciente capacidad económica y militar china es innegable. Esto explica el creciente coro de voces desde dentro de la clase dominante estadounidense quienes hacen un llamado para una confrontación militar directa con China a corto plazo.
Lo que es aún más claro es que desde la perspectiva de los intereses de la clase obrera internacional, ambas potencias capitalistas son igualmente reprobables.
Cada una pone de relieve el carácter ultra reaccionario del capitalismo en su fase descendente. Precisamente por eso, los trabajadores deben negar cualquier apoyo al militarismo de los gobiernos capitalistas mediante la resistencia a los esfuerzos para hacer de ellos peones en la rivalidad entre las potencias capitalistas. Para las masas obreras en Puerto Rico, obligadas a luchar en condiciones de sometimiento colonial directo y cuya vulnerabilidad a la conscripción económica es evidente, esta es una advertencia particularmente importante para asimilar.
Con cada día se vislumbra una repetición de la barbarie global desatada en dos ocasiones durante el siglo pasado. Ante la muy probable amenaza de guerra entre las potencias capitalistas, el socialismo adquiere cada vez más una urgencia histórica no sólo para la clase social a la cual corresponde dirigir la revolución venidera, la clase obrera, sino para toda la humanidad.
[1] http://www.ft.com/intl/cms/s/0/8a05582e-7c18-11e5-98fb-5a6d4728f74e.html#axzz3piwfhspG
http://www.reuters.com/article/2015/10/27/us-southchinasea-usa-idUSKCN0SK2AC20151027