Por La Obrera
Las Cooperativas de Viviendas se crean en Puerto Rico hace alrededor de 70 años para tener una opción de vivienda accesible y de calidad para la clase trabajadora. Sabemos que hoy, al igual que hace 70 años la mayoría de las familias, personas y madres solteras no tienen la capacidad económica para obtener una vivienda bajo el modelo privado. Es por esto, que las cooperativas siguen y seguirán siendo una alternativa real y viable para la clase trabajadora del país y del mundo.
Las mismas deben promover el interés común y colectivo, el ingreso es libre y voluntario, debe existir la gestión democrática, la participación económica, la autonomía e independencia, la educación, formación e información, la cooperación entre cooperativas e interés por la comunidad. De esta manera, es que han demostrado que este modelo de vivienda es efectivo y atiende las necesidades de personas con recursos limitados. Lamentablemente no se han desarrollado más proyectos, aunque se supone que la política pública del Estado es la creación de más cooperativas.
Actualmente, solo quedan alrededor de 15 cooperativas que están en proceso o ya saldaron su hipoteca global, que valga la redundancia, pagaron entre todxs lxs socixs. Es por esto, que ha comenzado una disputa entre quienes favorecen que se mantengan las cooperativas bajo el modelo de mancomunadas como hasta ahora. Otros buscan la cooperativa de titulares y quienes buscan disolver y privatizar las mismas. Parte de la desviación del proceso ha sido la de tildar a quienes favorecen las 2 medidas cooperativistas como comunistas y socialistas (y no hay nada de malo en serlo) cuando hay de todas las visiones políticas. De la misma forma, en el grupo de quienes quieren disolver tienen portavoces que se hacen llamar independentistas como es el caso de la Sra. Dixie Bayo, promotora de la disolución de las cooperativas. No discutiremos este debate en este artículo, pero sabemos que la gente se ha posicionado en el grupo al cual se siente que pertenece; que es en el de los y las trabajadoras que defienden su techo, el de su familias, vecinos y futuras generaciones versus los que defienden su interés individual, el crear lucro y negocio.
Hay cooperativas en donde la opción de Mancomunada, que es lo actual, se mantendrá porque son espacios donde lxs socixs desde que llegaron a su comunidad han entendido qué significa y qué promueve el cooperativismo. Quienes entran en esta opción están en un ámbito particular. Por ejemplo: no pueden tener otras viviendas antes de obtener esa; lxs socixs deben habitarlas; existen mecanismos para manejar las indisciplinas y evitar los tribunales; tienen la capacidad de escoger quiénes serán sus vecinxs; tienen comités de supervisión que fiscalizan que las juntas de directores cumplan con su función, entre otros. También, esta la opción de la Cooperativa de Titulares la cual le da a lxs socixs un título de propiedad, sus hijxs pueden heredar, es un bien ganacial en caso de matrimonio y/o fallecimiento del conyugue, tiene un comprador seguro que es la cooperativa y promueve la misma calidad de vida que en una Cooperativa Mancomunada ya mencionada, entre otros. Sería bueno analizar si vale la pena promover el título de propiedad para esxs socixs en las condiciones económicas actuales de Puerto Rico.
Por otro lado, la opción de Disolver las Cooperativas que aparece en la Ley se indica que se creó para otro tipo de Cooperativas, pero un sector indica que el título de propiedad que se ofrece en privado es lo que se les ofreció cuando llegaron a residir en las mismas, como el caso de la Cooperativa Los Robles. Hasta el momento no hemos encontrado ningún documento que certifique que se les ofreció un título de propiedad. Si evaluamos el grupo que promueve la disolución se observa un perfil: tienen más de 1 vivienda; tienen interés en hacer negocio ya sea vendiendo y/o alquilando el apartamento; son personas que violentan las normas de convivencia y apuestan a que en condominios privados no importa su conducta o irresponsabilidad en los pagos no los sacarán, entre otros asuntos.
En el caso particular de Los Robles se le ha dicho a los envejecientes que van a necesitar alquilar sus apartamentos para estar en asilos. ¿Cuánto será el precio de alquiler de los apartamentos versus el costo de los asilos? ¿Contarán con los ingresos para pagarlo? Han mencionado por escrito que perderán sus apartamentos de mantenerse como cooperativa y otras falacias similares que como se comprende, han aterrado a la comunidad. Inclusive las visitas, llamadas, correos electrónicos entre otras fórmulas para llegar a lxs vecinxs han provocado que la gente tenga miedo de preguntar, cuestionar y miedo de juntarse con quienes defienden el cooperativismo ya que se les gritan improperios.
A diferencia de las demás cooperativas donde las Juntas de Directores han cumplido su deber de fiducia promoviendo el cooperativismo, en la Cooperativa Los Robles se tilda a la Junta como una que públicamente promueve la disolución de la misma. Hay socixs que indican que las orientaciones han sido viciadas, que la Junta envía notas aclaratorias sobre documentos repartidos por el grupo que cree en el cooperativismo, pero no sobre la gente que promueve la disolución, ni otros anónimos que pudimos observar. Esta Cooperativa tuvo recientemente su Asamblea Extraordinaria convocada para disolver la misma y quienes promovian disolver no lograron prevalecer aún cuando tuvieron más de un año de campaña a favor de la disolución.
Entiendo que este proceso no termina aquí. Se deben seguir discutiendo muchísimos aspectos sobre las Viviendas de Cooperativas; su existencia, funcionamientos, éxito, continuidad. Sin embargo, ante el aumento de la pobreza y las crecientes dificultades para que la clase trabajadora tenga acceso a vivienda digna, las cooperativas de vivienda siguen siendo una opción superior al mercado de viviendas.