AMOR CRISTIANO-AMOR REVOLUCIONARIO

Por: Rev. Juan Ángel Gutiérrez Rodríguez

Cristianos/as Por el Socialismo Puerto Rico

 “… el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad. Nuestros revolucionarios de vanguardia tiene que idealizar ese amor a los pueblos, a las causas más sagradas y hacerlo único, indivisible… Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización.” Che Guevara en El Socialismo y el hombre en Cuba.

 

Las palabras del Che son claras y precisas. El amor no es un sentimiento, ni una palabra.  El verdadero amor, el amor revolucionario, no es un amor idealista que vive y se funda de las ideas o de los conceptos. Al igual que en la fe cristiana el amor, el único amor que tiene valor y significado, es el que lucha día a día para transformar la realidad económica y social en la que vive la humanidad. Los hechos, las acciones concretas, son los únicos ejemplos posibles del amor tanto del cristiano como del revolucionario.

Para el cristianismo la definición más concreta del amor es la que describe el Evangelista Juan en el capítulo 3 verso 16 “Dios amó al mundo de tal manera que dio, entrego a su único hijo para quienes creyeran en él no se pierda más tenga vida eterna”. Dios muestra su amor para el ser humano, para el hombre y la mujer, en una acción concreta de sacrificio y transformación. Ese es el verdadero amor. El escrito de la carta de Juan lo reafirma señalando que “en esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano no es de Dios… Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad… Dios es amor y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. El amor es el centro y fundamento de la experiencia y del discipulado cristiano igual que lo es en la ética revolucionaria guevarista.

Mi intención no es la de evangelizar o convertir a la fe o a la experiencia cristiana. Mi intención es simplemente señalar que ese amor revolucionario que nos describe el Che está claramente descrito, enfatizado y justificado en las Escrituras cristianas.

Cristianos por el Socialismo afirma que ese amor del que habla Juan, tanto en el Evangelio como en las Cartas, sólo es posible en la lucha concreta de la transformación de la sociedad. El verdadero amor y la verdadera solidaridad lleva a crear un ser humano libre de los vicios del individualismo egoísta, la explotación del trabajo, la acumulación de riquezas y la mercantilización del ser humano (todos ellos producto y fundamento del capitalismo). El propio capital ha tergiversado y desviado, intencionalmente, estos valores para que la fe cristiana no sea una amenaza al capital como lo fue al inicio de la experiencia de la iglesia.

La Declaración de los 80 de abril de 1971 de Cristianos por el Socialismo afirmaba que “el socialismo no es sólo una economía nueva: debe también generar nuevos valores que posibiliten el surgimiento de una sociedad más solidaria y fraternal en la que el trabajador asuma con dignidad el papel que le corresponde… Como cristianos no vemos incompatibilidad entre cristianos y socialismo… En efecto, el socialismo abre una esperanza para que el hombre pueda ser más sincero, más pleno por lo mismo más evangélico. Es decir, más conforme a Jesucristo que vino a liberar de todas las servidumbres”.

Históricamente se ha visto la fe cristiana como una aliada al capital y al mercado. Esto tiene mucho de cierto. A la misma vez, esa misma fe y ese amor ha alimentado miles de creyentes en países como Chile, Nicaragua, Colombia, México, El Salvador y Cuba para participar activamente de procesos revolucionarios. Nos corresponde a los revolucionarios cristianaos dar el ejemplo y servir de vanguardia en la lucha por la transformación de la sociedad.

El Che dijo en una ocasión “Cuando los cristianos se atrevan a dar un testimonio revolucionario integral, la revolución latinoamericana será invencible, ya que hasta ahora los cristianos han permitido que su doctrina sea instrumentalizada por los reaccionarios».  Esa es la tarea del amor cristiano hacer de la revolución una invencible.

 

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