Por Carlos Borrero
La discusión pública actual sobre la disparidad en la asignación de fondos del programa Medicare Advantage a Puerto Rico ha puesto de manifiesto un área de debilidad en el trabajo de agitación política del PCPR. La cuestión fundamental radica en cómo una organización comunista revolucionaria debe llevar a cabo su trabajo de agitación política acerca de cuestiones de ‘pan de cada día’, que son en esencia de carácter reformista, dentro de la compleja realidad colonial puertorriqueña.
Los políticos pequeñoburgueses que defienden abiertamente los intereses del imperialismo en Puerto Rico se encuentran en la posición de tener que levantar la bandera de la ‘igualdad ciudadana’ por lo que están sujetos a una crítica severa del ala radical de la pequeña burguesía que se opone al sistema colonial. De esta manera el debate público hasta ahora ha asumido el carácter de una campaña a favor del ‘trato igual’ como un derecho civil, por un lado, y el rechazo de cualquier esfuerzo que dependa de mayor o menor grado de la ‘voluntad’ del imperialismo estadounidense, por el otro. La primera tendencia se presenta como un asunto pragmático aún cuando se reconoce su esencia demagógica tan común en la politiquería colonial, mientras que la última aparenta como una cuestión de principios radicales en que se opone a todo lo que sea ‘integrar’ aún más a los puertorriqueños al sistema imperialista. Ambas tendencias, sin embargo, reflejan la visión de la pequeña burguesía la cual se basa en un rechazo del complejo proceso de la lucha de clase del proletariado en Puerto Rico.
En el contexto de una sociedad colonial en que las masas de trabajadores están condenadas a la pobreza y, como consecuencia, dependen de los escasos desembolsos de programas federales como Medicare, no debe de sorprender a nadie que la inmensa mayoría de la clase obrera puertorriqueña le dé su apoyo a la campaña a favor del ‘trato igual’. Esta es una consecuencia inevitable de la actual falta de dirección revolucionaria dentro de un ambiente de crisis económica prolongada. Las masas de trabajadores puertorriqueños perciben cualquier reducción de los desembolsos federales, incluso una que se dirige a las aseguradoras privadas que dominan más del 75% del programa de Medicare en Puerto Rico – la tasa más alta de todas las jurisdicciones que forman parte del sistema – como una imposición onerosa ya que implica un aumento inevitable en los costos ‘del bolsillo’ suyos para muchos servicios médicos y medicamentos comunes entre las personas mayores de edad. Por lo tanto, la consigna del ‘trato igual’ que han levantado los políticos pequeño burgueses, aunque responde en realidad a los intereses privados de las aseguradoras en Puerto Rico, resuena entre amplios sectores de la clase obrera puertorriqueña precisamente porque se relaciona con lo que perciben como sus intereses materiales inmediatos.
Como una cuestión de ‘pan de cada día’ para la clase obrera, está claro que una organización comunista revolucionaria no puede renunciar de esta lucha. Sin embargo, los comunistas tampoco podemos abordar estas cuestiones de la misma manera que hacen los politiqueros pequeño burgueses que tratan de ocultar las contradicciones entre los capitalistas, representados en este caso por las aseguradoras, y las masas de trabajadores mediante frases engañosas sobre la ‘igualdad’. Por el contrario, los comunistas siempre debemos de utilizar estas cuestiones para elevar la conciencia política de los trabajadores, para romper con los estrechos límites del reformismo pequeñoburgués y señalar la contradicción irreconciliable entre los intereses de los trabajadores y todos los que defienden el orden capitalista, para desenmascarar a todos los intentos de los representantes políticos de la clase dominante de engañar a los trabajadores con la fraseología populista.
¿Cuál es la comprensión básica que tiene que orientar nuestro trabajo de agitación política en las áreas de la lucha de carácter reformista? ¿Cómo debemos esforzarnos los comunistas revolucionarios por transformar las ‘luchas mundanas’ en formas embrionarias de lucha revolucionaria del proletariado?
Nunca podemos concebir las reformas como fines en sí sino tenemos que subordinarlas a la perspectiva del proletariado revolucionario. Es precisamente desde esta perspectiva proletaria revolucionaria que una cuestión como la paridad, que se entiende como un asunto limitado de derechos civiles y que en manos del político pequeñoburgués representa una frase demagógica, queda subordinada a la del control sobre el excedente social, la cual corresponde a los verdaderos intereses de los obreros. Como tal, el enfoque de nuestra agitación tiene que ser la necesidad de transformar la actual campaña a favor de un desembolso «justo» de los fondos federales en una lucha por el control obrero sobre todos los fondos del excedente social.Esta agitación requiere, antes de todo, claridad ideológica respecto al origen de estos fondos del excedente social como el trabajo no remunerado de la clase obrera además de su apropiación por el Estado burgués. Requiere además del reconocimiento de la solidaridad necesaria entre los trabajadores puertorriqueños y estadounidenses, no sólo porque aportan al mismo sistema sino también porque están sujetos a la misma ofensiva capitalista que intenta arrebatarles todas sus conquistas históricas en general.
Como comunistas dentro del contexto colonial puertorriqueño, tenemos la obligación de desenmascarar la patente falsedad del planteamiento hecho por los Pierluisi y Cía. de que la anexión de Puerto Rico le garantizará a la clase obrera puertorriqueña una mejora en sus condiciones de vida. La clase obrera estadounidense se enfrenta en la actualidad una ofensiva brutal llevada a cabo por los capitalistas que incluye una aguda reducción de sus salarios además del debilitamiento de toda la red de protección social. Sólo la lucha revolucionaria por la conquista del poder político por la clase obrera puede garantizar un grado suficiente de seguridad para las masas de trabajadores. De la misma manera, los comunistas puertorriqueños tenemos la obligación de señalar la completa hipocresía de los que defienden la actual relación colonial de Puerto Rico, la cual les impone a los obreros puertorriqueños la doble carga de la explotación capitalista y la subordinación ‘ciudadana’.
Empero, estas no son las únicas batallas en el plano ideológico teórico que tenemos que librar. Los comunistas puertorriqueños también tenemos la obligación de denunciar cualquier sugerencia de que se debe rechazar cualesquiera de los medios disponibles a la clase obrera en Puerto Rico, incluyendo aquellos que caen bajo la rúbrica de los derechos civiles, para defender sus intereses y llevar adelante su lucha. El argumento recientemente adelantado por algunos representantes de la pequeña burguesía patriótica de que no se le puede ‘pedir’ un trato igual a los imperialistas es correcto solamente en lo que respecta a lo de ‘pedir’. Lo que no entiende esa pequeña burguesía patriótica es que desde nuestra perspectiva comunista cualquier rostrum, incluso aquellos dentro de las cámaras del poder político imperialista, puede convertirse en una tribuna proletaria para denunciar la explotación y la opresión capitalistas así como hacer un llamado para la unidad revolucionaria entre los obreros de un país imperialista y los de una colonia. En otras palabras, la clase obrera siempre debe aprender a usar cualquiera y todos los medios disponibles para avanzar en su lucha. Precisamente por todo esto los obreros revolucionarios puertorriqueños siempre exigen, incluso cuando hay una confluencia temporal de intereses con otras clases o facciones de clase en la colonia, la independencia política e ideológica de la clase obrera.
La pregunta sigue siendo: ¿cuáles son las demandas concretas que los comunistas revolucionarios en Puerto Rico deben de hacer el enfoque de su agitación política en el contexto de una lucha reformista como aquella acerca de las asignaciones de fondos de programas sociales como el Medicare?
En oposición a las consignas demogógicas de la pequeña burguesía sobre el ‘trato igual’ y los ‘derechos civiles’, los comunistas revolucionarios en Puerto Rico deben exigir de inmediato ‘un comité elegido en base al voto popular’, cuyos miembros son revocables en cada momento por una mayoría de cada jurisdicción correspondiente, con la potestad para supervisar todos los programas sociales y la responsabilidad de organizar ‘referendos populares vinculantes’ sobre todos los asuntos relacionados con estos programas sociales. Esta forma de ‘democracia radical’, que choca con los límites extremos de las concepciones burgueses, representa un puente entre lo que es realizable desde los horizontes estrechos del reformismo y las formas democráticas proletarias del futuro.
Los comunistas revolucionarios no pueden permanecer al margen de estas cuestiones de pan de cada día para la clase obrera. Tenemos que aprender a involucrarnos de lleno en estas cuestiones tanto para inspirar confianza como para elevar la conciencia revolucionaria de la clase obrera.