Por Carlos Borrero
La aprobación de una nueva ley de Medicare, cínicamente nombrada Medicare Access and CHIP Reauthorization Act of 2015, la cual fue firmada hace unos días por Obama, representa una profundización de la campaña de ataques en contra de las masas de trabajadores llevada a cabo por la clase dominante. Como una porción significativa de la población puertorriqueña está inscrita en este programai que forma parte de las conquistas históricas de la clase obrera en general, esta más reciente agresión de los capitalistas no puede pasar desapercibida.
Bajo la amenaza de una reducción de 20 por ciento en los fondos destinados al programa además del pretexto de asegurar mayor ‘calidad de cuidado’ todos los representantes políticos de la clase dominante, tanto los liberales como los conservadores, han coincidido para elaborar modificaciones al programa que les premiarán a los médicos por reducir, léase negarle a la gente, exámenes y otros servicios que la administración considere innecesarios. Entre éstos se incluyen las mamografías, los exámenes del seno y la próstata, además de cobertura para los medicamentos para el colesterol. Esta nueva ley es una continuación de la política de debilitar varios programas de los cuales dependen las masas de trabajadores y pobres, especialmente las personas mayores de edad y los discapacitados, ya que reduce aun más lo que cubre el ya muy debilitado programa de Medicare.
Bajo las nuevas provisiones de la ley, se incentivarán a los médicos a limitar servicios porque los reembolsos que reciben se basarán en ‘ahorros’ en vez de la tasa de crecimiento económico sostenible (SGR por sus siglas en inglés). Combinado con requisitos más estrictos para determinar lo que es un gasto médico calificado, el resultado neto será la negativa aún más frecuente de servicios médicos básicos a las personas pobres y los discapacitados, así como el aumento de los gastos de bolsillo que se tendrá que pagar a las empresas privadas que contratan con Medicare para servicios médicos que antes estaban cubiertos bajo el programa.
Es un ejemplo grotesco del darwinismo social ya que se aprovecha de los más débiles. Tal parece que la extensión del promedio de vida de los miembros de la clase obrera se ha vuelto inaceptable para los capitalistas quienes demuestran con cada día su disposición de desmantelar todos los sistemas de calidad de vida ganados por los obreros, particularmente una vez éstos se jubilen del sistema de explotación, en aras de más ganancias.
Los programas como Medicare, tenemos que repetirlo, representan conquistas históricas de la clase obrera que las generaciones anteriores de trabajadores ganaron mediante arduas luchas. Cualquier reversión o reducción de los mismos representa un acto de guerra de parte de la clase dominante con el objetivo de debilitar aún más la posición de la clase obrera en su conjunto. Los sectores más avanzados de la clase obrera no sólo tienen el deber de dirigir una lucha para defender estas conquistas históricas, sino también proponer sus propias soluciones proletarias a los grandes problemas sociales como el cuidado médico. Estas soluciones sólo pueden formar parte de un programa político para la revolución socialista llevado a cabo por los trabajadores con conciencia de clase y organizados en su propio partido revolucionario.
i Es interesante notar que la cuestión de la paridad en los reembolsos a los médicos, un tema favorito de los políticos pequeñoburgueses que sueñan con reformar la colonia, sigue dominando la discusión de Medicare en Puerto Rico, ej. HR 1417 introducido por Pierluisi. Sin embargo, sus medidas propuestas, que de seguro tienen un atractivo ‘populista’ en la colonia, representan no sólo una defensa de una capa privilegiada de profesionales médicos, sino también todo el sistema la medicina capitalista.