Por: M.A.O
Precisamente el desmadre que reflejan los procesos de multas en el auto expreso se deben a los mecanismos burocráticos de las alianzas público- privadas que lo administran. Las APP son estructuras diseñadas por el capital para viabilizar métodos de acumulación más abarcadores a las empresas privadas. En el caso de la autoridad de carretera, los procedimientos de cobro de multas del auto expreso se llevan a cabo en el departamento de obras públicas. Mientras que las operaciones directas de ingresar y contar el dinero que pagamos en las plazas de peajes, es la labor cómoda de las empresas privadas. La mayor parte de la tasa de ganancias cae en las cuentas de las empresas privadas. Los $22.8 millones que género la autoridad de carreteras con las multas cobradas por el auto expreso en el año fiscal 2013-2014, se utilizaran para pagar una deuda con la corporación TransCore Atlantic Inc. Esta es la empresa que por varios años ha estado administrando el auto expreso en Puerto Ricio. En una táctica puramente económica por acudir a la maximización de ganancias, la empresa ha estado incurriendo en una serie de problemas técnicos con el cobro electrónico en los peajes del país. Han hecho caso omiso al asunto y se ha formado una torre de deudas en los clientes del auto expreso. Entre las agencias se pasan la papa caliente y la deuda con la corporación privada la pagara el pueblo como quiere. El bandidaje organizado de Trascore saldrá victorioso con el aval de los administradores de la colonia.

La Autoridad de Carreteras administrada por los apóstoles del capital privado ha provocado una deuda de $25 millones con TrasCore Atlantic Inc. Son tan ineficientes estas alianzas público- privadas que no logran resolver el asunto. Tras la crisis financiera en la que los administradores de la burguesía han metido a la ACT, Trascore amenaza en llevar un informe a Wall Street para anunciar la deuda que acoge la corporación pública. Esto cumpliría con su afanado intento de desplomar la ACT y así consolidar una deuda más rigurosa en beneficio de los intereses del capital financiero. A lo que también se sumaría más despidos de empleados, aumento del costo de los peajes y el olvido del mantenimiento de las carreteras, mientras nuestra clase trabajadora paga una infinita deuda de la que no somos responsables.
Al hablar de una corporación pública que tiene la responsabilidad social de cubrir una necesidad tan fundamental como las carreteras y el trasporte del país, nos urge hablar del mercado de autos en Puerto Rico. Es un mercado deseado por las empresas depredadoras del capital. Conforma una serie de elementos de expansión económica, que hace surgir una cantidad de mercados acechados por las empresas trasnacionales. De esta forma operacional tan desplanificada se hace necesario aumentar el número de carreteras. Solo que la cartera gubernamental no cuenta con la cuantía monetaria para cubrir esto y se ve en la necesidad de solicitar los fondos financieros del capital trasnacional. El capital trasnacional ofrece sus infinitos poderes financieros, que han sido parte de la acumulación histórica del sistema capitalista y se aprestan en los países sub desarrollados para revitalizar y modernizar toda infraestructura, servicios y tecnologías. Es así que desde el 1991 las empresas imperialistas como Metropista comienzan a operar en Puerto Rico. Se forma la competencia de capitales por el control de las carreteras y se enclava Trascore a la toma del control de la tecnologizacion de los peajes por medio del auto expreso. La suma que olfatearon desde Wall Street era gigante. Entre el 2009 al 2010 los $209 millones de dólares que se obtenían de los peajes iban a las arcas del gobierno. Desde el 1999 la compañía Trascore está inscrita en la isla, adquiriendo contratos de infraestructuras u otros servicios. Pero no fue hasta el 2010 que bajo la administración de Fortuno dieron el gran cantazo con un contrato de $ 298. 4 millones de dólares.
Desde que la autoridad de carreteras quedo adscrita como corporación en 1965, ha estado totalmente abierta al mercado del capital trasnacional. De una forma u otra los monopolios imperialistas han puesto sus manos inversionistas en la ACT y en el departamento de obras públicas. Claro está que el departamento de obras públicas no les interesa tanto como la ACT, ya que la burocracia de los procedimientos de las oficinas les retrasa el tiempo para lograr los excedentes de acumulación de riquezas. Su servicio de auto expreso redujo la plantilla de empleados de la ACT y produjo un sistema tecnológico en el cobro de peajes que no contemplaba un entorno eficaz para generar un buen servicio. Sino que estaba predeterminado como generador de un buen manejo de acumulación por los bajos costos operacionales y por la gran expansión del mercado de autos en la isla. Esta gran comodidad para acumular que le ofrece la colonia puertorriqueña desata un combate corporativo por cual es la empresa que se quedara con el banquete. A Trascore se le vence el contrato en junio 2015 y ya existe un nuevo turno al bate por otra multinacional. Se llama Gila LLC. La empresa ha tenido problemas en el proceso de subastas en el que participaron otras empresas imperialistas que han mantenido un gran monopolio con las carreteras del país.

Un ejemplo concreto es la empresa Sanef ITS Technologies Caribe, Inc. Quien quedo fuera de la subasta, pero desde el año 1992 ha tenido contratos con la autoridad de carreteras para la instalación y mantenimiento del sistema de colectas de peajes y el monitoreo de los recaudos. Esta empresa en 2002 se cambió el nombre a Intrans del Caribe, Inc. Más tarde para seguir guisando volvió hacer lo mismo bajo el nombre de CS ITS Caribe, Inc. Así consiguió un nuevo contrato en 2010 por $4.8 millones de dólares para dar servicios de mantenimiento y arrendamientos de equipos de peajes. Aquí no acaba todo, este asociado de vividores está vinculado con Abertis, empresa que compone el consorcio de Autopistas Metropolitanas de Puerto Rico, apropiándose de las carreteras PR-22 y PR-5. Grandes monopolios llevan tiempo descuartizando la autoridad de carretera y nuestra clase trabajadora debe enfilar su poder contra ellos.
Si nuestra fuerza organizativa como clase trabajadora no se hace realidad, seguirán vendiéndonos “gato por liebre”. Eso sí es muy peligroso para nuestra clase, ya que nos fortalecerán la conciencia en base a dar por sentada la permanencia de seguir siendo esclavos asalariados. ¡Mentiras burguesas! Nos podemos preguntar: ¿En que ha mejorado nuestro sistema de carreteras, si lo que ha hecho es encarecerse y deteriorarse? Entonces, ¿de qué ha servido la privatización de los recursos más necesarios de nuestra sociedad? La colonia está a punto de desaparecer y el capital se hará solidario para engañarnos por medio de organizaciones políticas, sindicales, sociales, etc. Es urgente nuestra conciencia de clase y nuestra organización para entender por dónde nos tiraremos hacia la toma histórica del poder político de la clase trabajadora. ¡Ya es hora de la formación ideológica y de la lucha organizada! ¡Dejemos los prejuicios históricos a un lado y resolvamos como clase nuestros asuntos!