Por. M.A.O
La mecánica burguesa de los empresarios nacionales utiliza el discurso del abastecimiento colonial en la medida en que le sea conveniente. Siempre y cuando puedan aumentar las tasas de acumulación. Los industriales nacionales están forcejeando para no elevar el salario de los/as trabajadores/as puertorriqueños/as. Aun cuando el salario mínimo se mantenga en $7.25 u otra cantidad que no alcance el $10.10 del salario por hora, los industriales no generaran empleos. Con el salario a $7.25 pueden poner sus empresas al día, invirtiendo en medios de producción y ampliar cada vez la jornada de trabajo. El Ex Presidente de la Asociación de Productos en Puerto Rico, Manuel Cidre ha

expresado lo siguiente: “empecemos a reformar un sistema social que este amparado en el desarrollo y no en la dependencia. Por qué no comenzamos a utilizar esos fondos federales que recibe Puerto Rico para dárselos a los patronos y compensar la diferencia”. Estas contradicciones del capitalismo colonial hay que captarlas y señalarlas. Este señor apela a la no dependencia pero llora para que los fondos federales se destinen a los patronos. Esta es la burguesía colonial en su máxima expresión. Emulando a las empresas Transnacionales que se tragan los fondos que son del pueblo. A simple vista se ve los lineamientos de la clase rica, que cubren sus posturas con sus planteamientos atractivos para engañar a nuestra clase trabajadora. No le creemos. Los renglones por los que ha pasado el estatus de empleo y desempleo en Puerto Rico no han mejorado las condiciones de vida de los/as trabajadoras/es. Sin embargo, han elevado las tasas de ganancias de los empresarios locales y trasnacionales. Entonces, ¿Cuál es la navaja de doble filo que usan los industriales, es decir, los patronos/as? Bueno, hacer que nuestra clase trabajadora adopte su interpretación burguesa sobre el salario mínimo y evitar que sean las masas trabajadoras las que apoyen esta medida de justicia social. Imaginemos que nuestra clase logre adoptar con mucha organización los proyectos de aumento salarial, le da un “yeyo” a los capitalistas. Es de gran importancia entender que estos aumentos salariales provienen de la burguesía imperialista. Evidentemente, no mejorara las condiciones de los/as trabajadores/as, pero también es importante entender el proceso histórico en que se lanza esta propuesta. Es decir, la burguesía esta lista y preparada para dar su zarpazo a los trabajadores de la colonia, quieren mantener el salario mínimo de $7.25 porque saben que se avecinan momentos interesantes para acumular capital. Privatizaciones desmedidas de las corporaciones públicas, una clase trabajadora desorganizada, las abundantes perdidas de derechos laborales, las reducciones de las jornadas de trabajo y la docilidad de nuestra clase para aceptar cualquier condición de trabajo. Está todo listo para masacrarnos aún más con la esclavitud asalariada. Ahora, la colonia no puede dañar los planes de acumulación de la burguesía nacional. Piden a gritos los fondos federales que quedan para mejorar sus medios de producción y hacer su carta de presentación para invitar a los inversionistas extranjeros.

Lo que resulta de gran interés es el forcejeo entre los políticos capitalistas estadounidenses. Las tasas de acumulación se inflan en países imperialistas como Estados Unidos y ese orden de acumulación hay que mantenerlo en su renglón. Cuando el presidente Barack Obama hizo evidente su interés de aumentar el salario mínimo, fue bajo la dirección de uno de los órganos más imperialistas, el FMI (Fondo Monetario Internacional). Su Directora, Christine Lagarde, recomendó a los Estados Unidos aumentar el salario mínimo, ya que el crecimiento económico se ha elevado y la tasa de desempleo sigue igual. “El crecimiento del empleo ha avanzado a un ritmo saludable pero los mercados de trabajo son más débiles de lo que implica la tasa de desempleo general, el desempleo a largo plazo es elevado, la participación en la fuerza de trabajo se mantiene muy por debajo de lo que podría explicarse por los factores demográficos, y los salarios están estancados”. Así lo enfatizo la Directora del FMI. Los factores demográficos están calculados y apuntan a que ya es momento de utilizar la reserva de trabajo estadounidense. Ya varios Estados como Washington, han elevado su salario mínimo. Pero, ¿qué pasa? ¿Quién se opone? La burguesía nacional amparada en su mayoría en el Partido Republicano, ha decidido bloquear esta medida. No muy lejos a nuestra realidad, quienes se oponen en su mayoría son los capitalistas nacionales. Por esos senderos andan los Industriales y la Asociación de Productos Hecho en Puerto Rico. Aquí la dinámica es distinta, la burguesía local entiende que no es momento para aumentar el salario mínimo porque derrumbaría a las empresas medianas y pequeñas. De primera mano sabemos que esas asociaciones están piloteadas por las grandes empresas nacionales, no por las pequeñas empresas. Sus principales capitanes son los Fonalledas con la Suiza Dairy, los grandes Accionistas de los Hospitales Privados de Puerto Rico (como el Principal Ejecutivo de MMC (Manatí Medical Center), José L. Quirós; entre otros/as. Estas personas viven de la colonia en ocasiones y ahora piden a gritos que no entorpezcan sus planes de agudizar cada vez más la esclavitud salarial de $7.25. Les importa un bledo si las compañías pequeñas se van a la quiebra. Buscan ramas para agarrarse y evitar a toda costa cualquier intento que impida elevar sus tasas de acumulación. Como se mencionó, se avecinan decisiones concretas en la colonia y ellos quieren estar listos. Más preparados que ellos/as tenemos que estar nosotros/as, la clase trabajadora.
Los capitalistas apuntan a defender la “soberanía” del salario mínino. Piden al Gobierno Colonial que no implante el aumento al salario mínimo en Puerto Rico. Parecería esto un acto revolucionario de los capitalistas nacionales. No, no lo es. Es solo una estrategia de las funciones del capital en Puerto Rico. Un dato importante es la contradicción que enverga en los planteamientos de la burguesía. Defienden el empleo contratacando el aumento del salario mínimo. Cabe destacar que los diferentes aumentos salariales que se han hecho en Puerto Rico, no han impactado rigurosamente el empleo, la brecha del empleo se ha mantenido bajo promedios parecidos. Veamos lo que los industriales ignoran, aunque digan que defienden el empleo. Una mujer jefa de Familia que trabaje menos de 30 horas a $7.25 en un restaurante de comida rápida gana $940 dólares mensuales, sumados a $11,300 dólares anuales. Siguen las contradicciones, estos son niveles de pobreza. Para el 2012 cerca de 288,000 trabajadores/as presentaron sus planillas con ingresos anuales de $15,000 dólares o menos. Si los industriales se preocupan por el empleo, ¿qué pasa entonces con esto?; ¿no se supone que cuando una persona emplea su fuerza de trabajo en el capitalismo no viva bajo niveles de pobreza? Hasta el “Bobolon” de Manuel Natal después de su payasada, se dio cuenta que no puede vivir como obrero. Según el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, se estima que para el 2011, 262,000 personas ganaron menos de $10.10 dólares la hora. La Clase Trabajadora en Puerto Rico es de 967,000 trabajadores/as. En la empresa pública hay 220,000 mientras que en la privada existen 578,000. De toda esta cifra 799,000 son trabajadores asalariados.
Estamos muy conscientes que el salario es el precio por el que el capitalista paga al obrero para intercambiar su fuerza de trabajo. De esta forma destacamos, que en la sociedad capitalista los/as obreros/as siempre estarán subyugados ante ese intercambio desigual. No por esto nos tenemos que comer el cuento de la burguesía, sino lo contrario, debemos contraatacar sus propuestas que emanan del carácter fetichista de convertirnos en valor de cambio. De ahí estribaran sus propuestas siempre, en su búsqueda incansable en abaratar los costos de sus mercancías para lograr acumular más capital. Los/as comunistas vemos la fuerza de trabajo como el motor que infla la productividad en las bases del socialismo para conseguir valores de uso que satisfagan todas las necesidades de la humanidad. Tomando como medida científica este proceso de producción social llegaremos a lo que el Camarada Marx estableció: “De cada cual según su capacidad, a cada quien según su necesidad”
¡Revolución o sometimiento!
¡Comunismo o Barbarie!