Por: Julio Acosta
Entre deficiencias en servicios, altas tasas en el costo de la energía eléctrica y el endeudamiento del Gobierno, se encuentra el sistema energético en la República Dominicana. La población dominicana paga a 18 centavos el kilovatio pero la luz eléctrica en continuas ocasiones no llega a las comunidades desposeídas del país. Desde el 1999 la arremetida neoliberal del gobierno de Leonel Fernández hizo realidad la privatización del sistema eléctrico, luego de haber sido recuperada de manos de la empresa privada. Ciertos sectores políticos nuevamente impulsan la recuperación de la energía eléctrica, pidiendo que esta vuelva a manos del gobierno dominicano.
En la República Dominicana existe un sistema parecido a las alianzas público privadas, las que hacen que la empresa privada se lleve toda la pulpa económica de las empresas y el gobierno se quede con las migajas que caen de las agencias. Ahora la empresa privada se apropió de la generación (donde están los chavos) mientras el Gobierno administra la distribución por medio de Edernorte, EderSur y AES. En el pasado cuando el estado administraba la energía eléctrica, el costo de producción, servicio y distribución era alrededor de $50 millones de dólares. Con la empresa privada se paga por distribución y servicio $1, 800 millones de dólares.
El método de ganancias de estas corporaciones está en poner a producir las generadoras eléctricas de manera descoordinada. El estado se ve en la obligación de pagarles sin haber dado el servicio a la población. Varios sectores del país solo reciben 10 horas de servicio eléctrico por día. En ocasiones no reciben nada. Es tanta la inestabilidad eléctrica que ya las comunidades tienen remedios alternativos para alumbrar sus hogares. Utilizan convertidores o pequeñas plantas creadas con baterías de carro. Nuestra clase obrera pasa vacaciones en nuestro hermano país, podemos dar evidencia de esto. Incluso, conversando con un compañero puertorriqueño que reside en República Dominicana, nos contó que es muy normal que salgas del trabajo y cuando llegas a tu casa no hay servicio de luz eléctrica. Ha vivido los efectos de la privatización y nos lo relata para que nuestra clase trabajadora lo tome en cuenta antes de espontáneamente dejarnos convencer de que la solución está en la privatización. Muchos políticos y empresarios toman como ejemplo la producción de energía eléctrica en nuestro hermana Repóblica Dominicana. Pero la realidad es otra a la que nos venden, la clase trabajadora de este país no los advierte.