Maestra y maestro del sur-oeste nos cuentan sus condiciones de trabajo

por M.A.O

Ya nuestra clase obrera percibe las movidas de la burguesía trasnacional y entiende que el  estado burgués colonial dirigirá los $2,400 millones que recibe el Departamento de Educación a pagar una deuda que no la tomo la clase trabajadora ni mucho menos su prole.  En la última edición  impresa del abayarderojo  se profundizó sobre el destino de este presupuesto (buscar: http://abayarderojo.org/wp-content/uploads/2014/08/ARago14.pdf). Dos maestros/as del sur-oeste refuerzan la realidad del desmantelamiento del sistema de educación desde su realidad laboral.

En dos dias de talleres las empresas privadas se embolsillaron sobre $60 millones

Una maestra  de la Escuela Elemental  Henry  Longfellow de San Germán y un maestro  de la Escuela Libre de Música, Ernesto Ramos Antonini   de Mayagüez, nos explicaron bajo sus experiencias, como ha sido afectada  la educación pública con  todo este plan de privatización que intenta rescatar la crisis por la que atraviesa el capitalismo colonial de nuestro país.  Con sus 24 años de experiencia la maestra de la Henry Longfellow nos dice que ella percibe el desmantelamiento del Sistema de Educación, desde que comenzó lo que se llama la Carrera Magisterial: “desde que la carrera magisterial comenzó los maestros/as no han recibido ni un aumento salarial”. Ahora la compañera maestra está más que convencida que la educación pública la convertirán en la finca privada de las empresas multinacionales y nacionales. “Lo que quieren es privatizar”, mencionó la maestra. Por otro lado, el compañero maestro de la Escuela Libre de Música, profundizaba su análisis explicando que las escuelas se encuentran olvidadas por que los fondos que reciben están dirigidos a pagar la deuda. “A las madres y padres de la escuela libre de música se le exige que donen $20 dólares. Pero ¿Qué pasa con aquellos/as madres y padres que tienen más de un hijo/a en las escuelas? ¿Qué pasa con aquellas familias que no pueden donar esos $20 dólares? Realmente quienes están sustentando las plantas físicas de cada escuela son los/as maestros/as y los padres y madres”, concluyó el maestro.

En el caso de la Longfellow no es muy distinto. Son las madres, padres y maestros/as los que aclimatan los salones para propiciar un ambiente educativo favorable para nuestra prole. “La escuela no me provee nada, tuve que comprar hasta una impresora porque trabajo con niños/as pequeños que tienen que tener los materiales al día para que puedan aprender a leer y pasar de grado. No los pasó hasta que sepan leer”, argumentaba la líder natural magisterial.  También la maestra enfatizaba  que los maestros/as no pueden estar cumpliendo con lo que le toca al DE.  De cierta manera,  muchos/as  maestros/as que imparten grados iniciales  se ven entre la espada y la pared, aunque la maestra no escatima en levantar  su voz ante la  administración.  «Muchos compañeros tienen miedo en luchar por una mejor educación, aun cuando saben que las cosas que están haciendo con nosotros y los estudiantes, están mal ”, mencionaba la maestra.

Anualmente estos dos maestros se gastan de $3,000 a $3,500 dólares  en compra de materiales. Este año se  gastó  $267 dólares solo en uniformes. Ellos alegan que les sale más barato que estar comprando ropa. Entrando de lleno en los aspectos más concretos con los que tácticamente la empresa privada se desplaza dentro del sistema, la maestra nos responde: “Los talleres que nos dieron al principio de clases son dinero regalado a las empresas privadas. Los mismos que están dando los talleres no sabían ni lo que estaban informando. Ellos mismos (los facilitadores),  cuando preguntábamos  algo, nos decian que los disculpáramos por que le habían enviado la información  a las 2 de la madrugada”.

Las personas que impartían estos talleres se ganaban $800 dólares, mientras que la coordinadora en un día se ganaba $3,000 dólares. La empresa privada que guisaba era Ed  Count LLC.  Todavía la Longfellow no está en plan de mejoramiento, pero para la maestra esto se debe a que no han llegado los resultados de las pruebas. Ella está casi segura que su escuela no los aprobó. Varios ejemplos ya tenemos en Puerto Rico de cómo es que pretenden privatizar. Los mapas curriculares que la maestra imparte no son adecuados para su grado. “Están dándole a mis estudiantes material de grados más adelantados”.

Uno de los mayores problemas de los efectos de la ley 66 en la escuela de San Germán, es el hacinamiento de estudiantes. Hay maestras de 2do grado con 36 estudiantes. Según la maestra, esto se debe a la paralización de plazas. “Todo salón que tenga menos de 20 estudiantes los reubicaran”.

Un dato bien interesante que contractó con las diversas experiencias de estos dos maestros/as. Fue cuando nos comentaban sobre la población de estudiantes de cada escuela. El 93% de la Longfellow son estudiantes que provienen de lugares marginados. Mientras que en la Escuela Libre de Música (escuela pública) gran parte viene de colegios privados.  El maestro de música nos dijo que la Libre de Música tiene acuerdos con colegios privados. Él se cuestionaba por qué no existían un plan integral, y por qué algunas personas que si podían pagar una escuela de música, se les estaba tomando más en consideración que los que no tienen el dinero suficiente para  recibir una buena educación musical. De los relatos que conmovieron la conversación, fue cuando la maestra de San Germán nos contaba varias anécdotas que ella ha vivido con los estudiantes. Entre ellas la maestra relato  que en varias ocasiones ha tenido que ir a las casas de algunos estudiantes por la consistencia en ausentismo, y se topaba con que las madres no enviaban a sus hijos/as a la escuela por no tener ropa para ponerles.

No podemos dejar pasar las reuniones antidemocráticas entre padres, madres y la facultad de la escuela. Claro que los padres no van asistir a las escuelas, si no los toman en cuenta. Se preparan agendas que no tienen la forma de ser alteradas y de ahí se envían las direcciones. Incluso, cuando los maestros/as se reúnen, les dicen que si tienen alguna duda o quieren reclamar algo,  que lo hagan por escrito.

Para concluir, tanto el maestro  de música como la maestra de la Longfellow coincidieron y pidieron a los/as trabajadores/as organizados/as (sindicatos) y no organizados,  que se unan verdaderamente.  También pidieron a los/as maestras/os que dejen el miedo. Para ellos de esta manera es que la clase trabajadora será reconocida y alcanzara mejores condiciones de vida.

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