Inmigración e hipocresía

Carlos Borrero

Los debates que se están llevando a cabo actualmente en torno al destino de las familias centroamericanas detenidas en la frontera de EE.UU. revelan la profunda hipocresía de la clase dominante norteamericana, así como la corrupción completa de su aparato mediático.  Todos sus representantes políticos, tanto los liberales como los conservadores, coinciden en el intento de absolver a los capitalistas y su sistema de responsabilidad por la crisis humanitaria que ocurre en la frontera sur de EEUU.  Es un hecho innegable, sin embargo, que fue la destrucción llevada a cabo por el imperialismo norteamericano en alianza con los oligarcas centroamericanos más reaccionarios durante casi un siglo en la forma de dictaduras militares que sentó las bases para la desintegración social que sigue aquejando la región y resulta en el éxodo de estas familias.  La pobreza extrema y el pandillerismo son un desenlace lógico de la profunda crisis que produce el capitalismo tanto en el mundo subdesarrollado como en buena parte de los países “avanzados”.

Los ejemplos de hipocresía en este caso parecen no tener fin.  Mientras que los capitalistas en general exigen la más absoluta libertad de movimiento de capital para explotar el trabajo de todo el mundo y acumular riquezas, intentan poner restricciones al movimiento de los trabajadores en busca de aliviar un poco la penuria que les impone el capitalismo en el mundo subdesarrollado; en este caso familias centroamericanas que salen huyéndose de la miseria y la violencia endémica de países intervenidos durante casi un siglo por el imperialismo.  Mientras que los representantes liberales de la clase dominante en EEUU culpan a sus homólogos en el Partido Republicano por obstruir la llamada reforma migratoria, el “liberal” Obama supera a todos sus predecesores en el número de deportaciones y amplía la política de militarización de la frontera.[i]

De los conservadores, ni hay que hablar.   Mientras que vierten “lágrimas de cocodrilo” por los niños pobres que quedan en manos de coyotes y otros tipos despreciables que se aprovechan de la desesperación ajena para lucrarse en este tráfico humano, no pronuncian ni una sola palabra acerca de la actual explotación brutal del trabajo infantil por los lobos capitalistas en las industrias agrícolas de EEUU, la mayoría de las cuales ubicadas en estados del sur, como la tabacalera.  Guardan silencio sobre las ganancias obtenidas por los fabricantes estadounidense cuyas armas aumentan el derramamiento de sangre llevado a cabo por los “maras” además del aumento del número de jóvenes, ciudadanos estadounidenses, que viven en la pobreza extrema y la violencia pandillera en lugares como Chicago a causa de la política reaccionaria que persiguen.

Entre los sectores ultra-reaccionarios dentro del espectro político estadounidense el discurso xenofóbico y racista persiste.  Las propuestas como la reanudación de la construcción de la infame muralla fronteriza o el despliegue de la Guardia Nacional a la frontera demuestran la patología de quienes recurren a la vieja táctica de fomentar el odio racial para enfrentar a un grupo de trabajadores a otro.  Aunque esta táctica es rechazada por todos los trabajadores con un mínimo de conciencia de clase, los prejuicios raciales se mantienen entre muchos de los más atrasados.

Lo que es más sutil, pero igualmente importante para denunciar, es la forma en que el medios de comunicación promueven la falacia de que la actual crisis económica en EEUU sirve de excusa válida para la política de «fronteras más seguras» y el aumento de las deportaciones.  (La amenaza de “terrorismo yihadista” obviamente no convence cuando los que se detienen son familias centroamericanas que en muchos casos se entregan en la misma frontera.)  La persistencia de la crisis económica actual en EEUU es una función, entre otros factores inherentes al capitalismo, de la concentración sin precedentes de la riqueza entre las más altas capas de los explotadores la cual ha restringido severamente el consumo de las masas de trabajadores.  La conflación de la recesión prolongada y la inmigración es otro intento más de desviar la atención de las masas de trabajadores de las causas fundamentales detrás de la grave situación social que enfrentan como son las relaciones de propiedad capitalistas y la perversa desigualdad que engendran.  La verdad que quieren ocultar a toda costa es que en un país como EEUU con la enorme acumulación de riquezas, la llegada de 2 millones o hasta 10 millones de personas no haría mella si no hubiera tan desigual distribución de la riqueza social.

Demás está decir que nadie en los medios de comunicación levanta la voz de protesta para denunciar el impacto del imperialismo en la grave situación social de los países centroamericanos.  Mientras que los portavoces mediáticos del capitalismo estadounidense intentan ocultar esta historia grotesca con el silencio, los militantes de las organizaciones revolucionarias y los proletarios internacionalistas les recordamos a todos del infame papel del imperialismo estadounidense en Guatemala (1953), Honduras (1963), El Salvador (1979) y Nicaragua (1980).  Y que no piense nadie que esta historia pertenece al pasado lejano como lo demuestran las maniobras imperialistas detrás del golpe hondureño de 2009.  También es importante recordar que incluso las políticas de libre comercio «relativamente benignas» promovidas por el imperialismo han tenido un impacto desastroso en la vida social de la región como se evidenció con el aumento de la emigración mexicana en los años posteriores al TLCAN y se repite ahora con el TLC entre EEUU, Centroamérica y República Dominicana.

Como los canallas que administran la colonia en Puerto Rico siempre están dispuestos a seguir el ejemplo de sus amos en la metrópoli, no se escapan de la misma hipocresía con respecto a la inmigración.  Se reveló recientemente un descarado prejuicio de clase ante la cuestión migratoria cuando uno de los lacayos de la administración colonial anunció una nueva ley para otorgar la residencia permanente a capitalistas extranjeros que invierten en Puerto Rico.[ii] Tal parece que la sangre y el sudor “invertidos” por los trabajadores pobres que llegan a Puerto Rico huyéndose de la miseria de otros países antillanos no cuentan.  En un país en que se ha promovido explícitamente durante décadas el éxodo masivo de sus hijos trabajadores para resolver las crisis sociales que engendra el capitalismo colonial y del que salen actualmente decenas de miles de “profesionales” por las escasas oportunidades de empleo que existen, esta ley es otro ejemplo más de la completa bancarrota moral e intelectual de los administradores coloniales.

Los obreros con conciencia de clase y perspectiva internacionalista por todo el mundo rechazamos los intentos de criminalizar a los inmigrantes o de restringir el movimiento de cualquier trabajador en busca de alivio de la crueldad capitalista por los aparatos estatales burgueses.  Rechazamos con igual fervor todas las maniobras de los ideólogos del capitalismo de enfrentar un grupo de trabajadores contra otro a través del discurso racial y xenofóbico además de los intentos de desviar la atención de las masas de las raíces de los problemas sociales y económicos que engendra el sistema.  En el caso particular de Puerto Rico, rechazamos la profunda hipocresía de una política colonial reaccionaria que intenta crear un refugio seguro para los explotadores de todo el mundo mientras promueve el éxodo sistemático de los trabajadores a través de despidos masivos, recortes en los servicios esenciales y otras medidas que concentran aun más la riqueza social entre los capitalistas.


[i] En los últimos 5 años se han llevado a cabo 2 millones de deportaciones.  La reciente solicitud de $3.7 mil millones recientemente tiene como propósito atender una crisis humanitaria con medidas militaristas: un aumento de agentes de frontera y jueces para acelerar el proceso de deportación, más vigilancia aérea con drones y otro equipo bélico, la construcción de más centros de detención y “ayuda militar” a los gobiernos reaccionarios de  Centroamérica.

[ii] Véase http://www.elnuevodia.com/proyectoparadarresidenciaainversionistasextranjeros-1811420.html

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