por KG
A solo un día que comience la fiesta más grande en el mundo del deporte, la “Copa Mundial” de fútbol. Donde participarán 32 selecciones y donde además asistirán más de 600,000 aficionados para ver a sus respectivas selecciones ganar la ansiada “Copa”. En muchos medios de comunicación informan que esta “Copa” será una “fiesta de pueblo” porque se convergerán las diferentes culturas que estarán representadas en las selecciones que participarán en la Copa Mundial y donde se presentará a Brasil (país anfitrión) como un país desarrollado y democrático. Más lejos de la realidad no pueden estar, ¿cómo pueden decir que será una “fiesta de pueblo” esta “Copa”, si la mayoría de los brasileños están pasando necesidades y los salarios de los empleados públicos son una miseria?
Para empezar los brasileños no están en contra que se celebre un Mundial en su país. Y los motivos que tienen los brasileños para protestar es que este Mundial le ha salido muy caro a Brasil. Ha sido el Mundial más caro en la historia de los mundiales. Su costo está próximo a los 34,500 millones de dólares, sin embargo, esta cifra podría ahora mismo superar los $37 mil millones acorde a los sobrecostos en las obras proyectadas. Solo los estadios costaron cinco veces más de lo que Brasil tenía previsto. El gobierno brasileño había asegurado que el sector privado pagaría los costos de los estadios, pero ahora sabemos que fue costeado por el Estado brasileño.
Los/as trabajadores/as brasileños/as cansados de las mentiras por parte del gobierno brasileño y que sean ellos/as los/as que paguen por el desmadre del gobierno, se han tirado a las calles para protestar. Para hoy está prevista una huelga general del Metro que puede colapsar la ciudad de Sao Paulo. Se repite la historia de hace un año con motivo de la Copa Confederación. Los sindicatos amenazan con reventar el campeonato a base de manifestaciones mientras que el Gobierno intenta pactar a última hora una tregua. Los maestros/as llevan dos meses de huelga por un mejor salario porque en Brasil un jugador de fútbol cobra más que un maestro/a con preparación académica, y que además los salarios públicos son de miseria.
Otra de las razones para que los brasileños se lanzaran a las calles ha sido que la FIFA, de la mano de la Policía brasileña, les impedía ejercer su profesión alrededor de los estadios a los colectivos variopintos como a las castañeras, dejando a estos trabajadores/as sin llevar el sustento a sus hogares. Esto se debe a que una de las peticiones de la FIFA para celebrar el torneo “es tener exclusividad de toda la publicidad y ventas que se ubiquen en un radio de dos kilómetros en torno al estadio”.
Otro detonante para las protestas es por los altos precios que Brasil ha puesto para la Copa. En el cual los precios de los hoteles en Rio de Janeiro como Sao Paulo pueden llegar a ser tan altos como los de Nueva York o Londres. Pero quien sale más perjudicado directamente por el aumento de los precios indiscriminadamente es la población brasileña. Que abarca hasta los productos más sencillos y simples, como 14.90 reales por un jugo. Además de los desalojos forzados en las favelas (barrios) más pobres de Brasil por parte del gobierno, ni que para “salvaguardar” la vida de los turistas que asistan a la Copa Mundial.
Más que una fiesta, para los brasileños, esta Copa Mundial lo que se ha convertido es en una pesadilla porque han tenido que soportar desalojos forzados de sus hogares, cierres de pequeños negocios, salarios miserables de los empleados públicos, y aumentos de precios en la canasta básica para satisfacer los caprichos de una organización (FIFA) que la han acusada de corrupta y ha convertido al fútbol en un negocio, y a los jugadores de fútbol en mercancía.
Para mi entender, el deporte debe ser un juego donde su razón de ser sea unir más como seres humanos a las naciones que compiten entre sí, y no sacarle provecho a costa de los deportistas. Pero en la sociedad actual donde vivimos, el capitalismo, si ven que cualquier cosa, en este caso el deporte, es rentable para sus intereses y pueden sacarle provecho lo convertirán en una mercancía. Este es el caso del fútbol que en la última década se ha convertido en un negocio, y donde los mayores clubes de fútbol en el mundo han generado millones de dólares en ganancia de la mercadotecnia que genera el fútbol. En la sociedad que vivimos hasta los propios jugadores de fútbol se han convertidos en mercancía y que están sujetos a los vaivenes del mercado de fichajes en el negocio del fútbol. Todo este esquema de convertir el deporte en un negocio, se terminará cuando los/as trabajadores/as construyamos una nueva sociedad, donde el ser humano no se convierta simplemente en una mercancía, sino que el deporte sea para uso recreativo del ser humano y nos una más como personas, como hermanos/as. Esa sociedad que construyo como trabajador día a día, se llama socialismo.
¡¡Deporte como forma de recreación no de explotación!!
¡¡Comunismo o barbarie!!