Nuestro deber es luchar – 9

Encuentro del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, con intelectuales e invitados a la XXI Feria Internacional del Libro Cuba 2012, efectuado en el Palacio de Convenciones, el 10 de febrero de 2012, “Año 54 de la Revolución”

Novena Parte

Atilio Borón.-  Comandante, como todos, la verdad que es una gran satisfacción verlo tan bien, participando de este foro.  Yo, por lo menos, feliz de ser testigo de un acontecimiento histórico: ¡un desafío nada menos que entre usted y Oscar Niemeyer para ver quién llega más lejos! (Risas).

Cmdte.-  ¿En cuanto a edad?

Atilio Borón.-  Sí. Porque conociéndolo; si Oscar Niemeyer ha llegado a 104 años con la cabeza lúcida, sabemos que usted no se va a quedar atrás;  que usted va a dar batalla también  ahí, y lo necesitamos.

Quería simplemente decir dos o tres cosas: Está muy bien eso de tratar de integrarnos a redes mundiales y hacer conocer el pensamiento de la Red también en lengua inglesa, que es la lengua del imperio.  Sería absurdo resistirnos a eso, aunque a veces haya compañeros que dicen:  “Yo no quiero escribir en inglés, ni me interesa que me traduzcan”.  Pero el inglés es la lengua franca del imperio hoy, como en el pasado durante el Imperio Romano la lengua franca era el latín; había que hablar esa lengua y si no era imposible traspasar las murallas de la pequeña comarca.

Pero tenemos que también tener cuidado de dirigirnos a otra gente.  Me preocupa que pensemos solamente en Estados Unidos, Canadá, en Europa y dejemos al lado lo que hoy me parece…

Cmdte.-  No; es que todo el mundo estudia inglés:  los chinos, los rusos.  Yo decía el otro día que los únicos que estudiábamos ruso éramos nosotros (Risas), ya eso es viejo, ¿no?; y ellos estudiaban inglés, todo el mundo estudia inglés, porque los mayores colonialistas impusieron el inglés.  Pero si descubren el fusil, usted no tiene por qué renunciar al fusil. Me gusta más el español, desde luego, es más lírico, más poético, pero el otro es más técnico, inventan una palabra cuando hace falta, y la incluyen.

Atilio Borón.-  Y además, la lengua que nos permite comunicarnos universalmente, por eso yo estoy totalmente a favor.

Pero digo: tenemos que tener cuidado al articular toda esta red, porque podemos dejar afuera lo que es el epicentro a nivel mundial de la lucha por la emancipación nacional localizada en el norte de África y el mundo árabe.

Cmdte.-  Nosotros no podemos caer en la destrucción del idioma que es lo que han hecho ellos.  ¿Cuántos idiomas no han destruido en todo el mundo?

Atilio Borón.-  La UNESCO dice que se está destruyendo a razón de uno por semana, todavía hoy.

Cmdte.-  Y de milagro no destruyeron a la UNESCO cuando le pusieron allí aquel de Presidente (Risas).

Atilio Borón.-  Están trabajando en eso, están trabajando bastante activamente en eso (Risas).

Cmdte.-  Pero, bueno, han cedido por lo menos en reconocer al Estado palestino.

Atilio Borón.-  Sí, y por eso han castigado a la UNESCO.

Quería decir entonces, que es importante esta vinculación con el mundo árabe, y creo que parte del problema que hemos tenido, para articular una postura única en relación a la tragedia de Libia, ha sido que realmente nos faltó —por lo menos yo siento que, a mí me faltó— mucha información detallada sobre lo que estaba ocurriendo allá; y me parece, además, que muchos intelectuales y amigos del norte de África quedaron muy preocupados porque nosotros no tomamos la iniciativa.  Ellos nos decían:  Bueno, ustedes, con un nivel de desarrollo mayor, tienen más experiencia política y deberían haber sido más activos en la búsqueda de información sobre lo que estaba pasando en nuestros países.

Yo creo que tenemos que recuperar la herencia de lo que fue, a mi juicio, una de las grandes invenciones políticas de la segunda mitad del siglo XX: la Tricontinental.  Comandante, hoy necesitamos nuevamente una Tricontinental del pensamiento. Esto no quiere decir desentendernos de los europeos y de los camaradas que tengamos en Estados Unidos; yo estoy absolutamente a favor de trabajar con ellos, hacer circular nuestras ideas, entender también lo que pasa con ellos, pero sin olvidarnos de los otros

A veces se hablaba con enormes expectativas de los “indignados”, pensando que ellos podían reproducir de inmediato en España algo que requería una experiencia política que no tenían,  pero que la van a ir adquiriendo de a poco, lo mismo que las jóvenes rebeliones del mundo árabe.  Tenemos que tener entonces nosotros una dosis de realismo y de humildad para trabajar activamente con ellos y ver qué es lo que nos pueden enseñar y, de nuestra parte, qué experiencia valiosa le podemos transmitir.  Creo que sería realmente importante, la idea de una Tricontinental del pensamiento que potencie nuestras iniciativas políticas ya que eso es lo que es la Red en Defensa de la Humanidad; agregando nuestros amigos que tenemos en el Norte (porque tenemos muchos amigos en Estados Unidos; la gente que está luchando allá por la libertad de los Cinco ha hecho aportes importantísimos), lo mismo en Europa.  Pero no olvidarnos de estas otras luchas tan importantes en el resto del mundo.

Agrego un segundo comentario para, decir que los poderes mediáticos hoy son la industria más concentrada a nivel mundial, más que las finanzas y más que los bancos; eso es prácticamente un monopolio, un oligopolio con muy pocos componentes y donde es muy, muy difícil penetrar.  Tener en cuenta, asimismo  los errores que hay en el campo del pensamiento progresista: un excesivo sectarismo hace que nuestras voces no puedan resonar como debieran, impidiendo que lleguen al gran público.

Y termino yo con una pequeña referencia personal que es muy ilustrativa.

Cmdte.-  Pero no te apures.

Atilio Borón.-  No, pero, Comandante, hay una  larga lista de gente que pidió la palabra; además, lo venimos a escuchar a usted, así que…

Cmdte.-  No, ¿a escucharme a mí?  Yo vine a escucharlos a ustedes (Risas), para aprender de ustedes.

Atilio Borón.-  Yo, por ejemplo,  escribí una nota que fue considerada poco oportuna, en uno de los periódicos más progresistas de América Latina, hace ya cinco o seis años —Abel sabe muy bien a qué me refiero, tú dirás Abel si vale la pena decirlo o no…

Cmdte.-  Yo te iba a decir que no lo mencionara, pero acabaste de mencionarlo.

Atilio Borón.-  No, no voy a mencionar ese periódico. No vale la pena.

Cmdte.-  Déjalo, déjalo, no te busques enemigos por gusto, confórmate con tener de enemigo al imperio.

Atilio Borón.-  No son enemigos, son simplemente amigos a veces demasiado sectarios.

Decía que expresé una opinión que no se adecuaba a la línea editorial del periódico y a partir de ahí fui censurado.  No era un periódico de derecha; es un periódico que ha manifestado su apoyo a muchas luchas y a Cuba. Pero algunas cosas que dije no le gustaron, no querían  que se dijeran, y a partir de ahí nunca más.

Cmdte.-  Pero eso es viejo, eso se va eliminando, son viejas costumbres.

Atilio Borón.-  Ojalá, ojalá.  Pero eso también conspira contra nosotros.

Y la última cosita.  Creo que tenemos que tener mucho cuidado con el tema de Internet, porque ahora me parece que se ha hecho muy evidente que si hay algo que Internet no es, es ese espacio libérrimo de democracia, de acceso ilimitado y todo lo que usualmente se dice al respecto.  Stella ya dijo algo, por ejemplo, cuando uno mide cuál es el porcentaje de accesibilidad que tiene Internet en algunos países que están en rebelión en el mundo árabe, y de esto Santiago Alba supongo que puede decir algo mejor que yo, pero algunas estadísticas que yo leí, por ejemplo, aseguran que en Egipto no más del 20% de la población tenía acceso a Internet. La movilización popular estuvo mucho más influenciada por los teléfonos móviles y la televisión satelital que por la internet.

Cmdte.-  ¿Cuántos oyen a Al Jazzera?

Atilio Borón.-  No tengo el dato, Comandante, no lo tengo. Sería un dato bueno ver también cuántos miran a  Telesur.  Hay todo un debate acerca de la penetración real de estos medios y sus consecuencias para la acción política.

En síntesis, Internet da una posibilidad, pero creo que ha habido una cierta ingenuidad de nuestra parte al pensar que se podía utilizar ese instrumento sin tener en cuenta de que todo lo que hacemos a través de Internet está vigilado, está monitoreando y en gran parte controlado por el imperialismo.

Y cuando en la Conferencia de Túnez sobre la Internet, los europeos le pidieron a Estados Unidos que les cediera el control de uno de los cuatro nodos que controlan todo el tráfico mundial de Internet, Estados Unidos se lo negó a los europeos. !A los europeos!, no se lo negó a América Latina, o a África, o a Cuba, se lo negó a los europeos, ¿Por qué?  Bueno, porque Internet es un invento, Comandante, de carácter estrictamente militar; un invento que se les escapó de las manos. Ellos no tenían ninguna intención de crear una metodología que permitiera que la gente se comunicara, que estableciera conocimientos concretos sobre realidades muy distantes, que pudiera coordinar acciones comunes.

Por eso ahora, hay dos iniciativas en el Congreso de Estados Unidos, la Ley SOPA y la Ley PIPA, que establecerían un control sin precedentes sobre las comunicaciones y los medios de comunicación.

Cmdte.-  Hace rato que la gente no puede hacer ejercicios ni en el techo de las casas, porque los norteamericanos, y los franceses también, retratan todo.  Yo recuerdo que cuando estaba recién caído –que tuve un accidente en el brazo, – me  ponían a practicar y yo tenía que tirar una pelota para hacerla colar en un aro, y yo decía:  “Esta es para el satélite, pum” (Risas), porque realmente te retratan todo, ya no hay nada, han acabado hasta con la privacidad de la gente, todo lo saben.  Eso es increíble.  Mientras una constitución te dice que tal cosa es sagrada, que el respeto; nada, se meten en todo, están todos los seres humanos vigilados por estos señores que, además, hacen el uso que quieran; ellos, que son los campeones de los derechos individuales, de los derechos humanos.

Ellos mismos, cuando se van dando cuenta, a muchos norteamericanos no les gusta eso; hay muchas cosas que no les gustan.  Por eso es bueno hacérselo saber.

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