Nuestro deber es luchar – 3

Encuentro del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, con intelectuales e invitados a la XXI Feria Internacional del Libro Cuba 2012, efectuado en el Palacio de Convenciones, el 10 de febrero de 2012, “Año 54 de la Revolución”

Tercera Parte

Abel Prieto.- A mí me interesaba, Comandante, cuando conversábamos hoy, este tema, porque todos los empeños de la Red de redes —hemos hablado muchas veces de eso, Stella Calloni lo sabe— chocan o con el silencio o con la manipulación; chocan permanentemente contra el silencio y contra la manipulación, todos estos medios tienen trazada una agenda rígida.

Hoy decía Ignacio Ramonet:  “Critican a los políticos, pero nadie critica al gran poder financiero, nadie critica a los verdaderos dueños del planeta.”  Es la verdad.

Cmdte.-  Para criticarlos hay que conocerlos.

Abel Prieto.-  Exactamente.

¿Algún compañero, amigo, quisiera decir algo?

Francois Houtart.-  Gracias.

Ante lo que ha dicho Ignacio Ramonet, me parece muy importante desarrollar también un pensamiento de conjunto frente a los diferentes aspectos de la crisis, sobre la cual nuestra amiga Zuleica habló: la necesidad de reconstruir justamente un paradigma nuevo que sea un pensamiento de conjunto, para poder construir este quinto poder.  Y por eso me parece que uno de los trabajos que tendríamos que hacer es pensar cuáles conceptos podemos usar para reconstruir un pensamiento de conjunto, que lleve, al mismo tiempo, los varios aspectos de las luchas que tenemos hoy para la relación con la naturaleza, para otro tipo de economía, para una democracia generalizada y para una interculturalidad.  Y un concepto que podría justamente servir también de base a la unión de todas las luchas, dando un sentido fundamental a cada uno dentro de un conjunto.

Es un asunto sobre el cual estoy tratando de trabajar, la idea del bien común de la humanidad, que también se expresa en los pueblos indígenas de América Latina como el buen vivir.  Tendríamos que trabajar sobre eso para justamente dar una coherencia a todos los pensamientos y también una coherencia al conjunto de las luchas, porque para trasmitir justamente un objetivo, debemos ser también más y más claros y construir un pensamiento que permita reunir todos los aspectos de las luchas actuales (Aplausos).

Stella Calloni.-  ¿Cómo está, Comandante?  Teníamos muchas ganas de verlo.

Quería decir que tenemos ante nosotros otro tema: así como dice  Ignacio Ramonet que la información es una mercancía, la información es hoy también un arma de guerra. Es el primer disparo para preparar el terreno de la guerra; la información conforma los elementos de la Guerra Psicológica; que se enmarca dentro del trazado de la Guerra de Baja Intensidad o lo que hoy sea contrainsurgencia, lo que tampoco estamos estudiando; especialmente en su aplicación en estos tiempos.  Y creo que utilizar la información como un arma de guerra es gravísimo. Es muy grave que permitamos que se utilice así la información, porque en ese caso la palabra mata. Es un arma de muerte.

Nosotros sabemos que la desinformación está detrás de todas las guerras, como hemos visto recientemente en el caso de Libia o en el caso de Iraq. Lo hemos visto a lo largo de toda nuestra historia. Lo que sucede hoy es una reproducción de lo mismo con otras tecnologías.

Entonces, ¿cómo hacemos nosotros para pelear contra eso?  Porque Internet no basta. El problema es ese.

Nosotros podemos acceder a la información, pero la mayoría de los pueblos son cautivos de los medios de comunicación masiva. A nivel popular hay un sector de las poblaciones que tiene Internet, pero las mayorías no tienen ningún acceso. Siempre estamos enfrentando ese problema.

Voy a poner un ejemplo.  La mayoría casi absoluta de los medios masivos no transmitieron la guerra de Libia, como lo que fue: una guerra colonial, una guerra imperial, porque estamos ante esa situación. Pero del otro lado hubo escasos medios que enfrentaron ese discurso único y manipulador del poder hegemónico, que habló de la invasión humanitaria para salvar al pueblo libio, cuando lo que se produjo es un genocidio contra ese pueblo.

Hubo demasiado silencio sobre estos hechos por parte de quienes tenían que hablar y dar ejemplo al mundo ante esa injusticia. Yo hablo de un silencio aterrador de la humanidad cuando se están produciendo genocidios tras genocidios; ya van tres en el siglo XXI. Hubo genocidio en Afganistán, en Iraq y hubo genocidio en Libia.  Hoy continúa ese genocidio en Libia.  Estamos recibiendo detalles de los horrores que continúan sucediendo en Libia, denuncias de organismos humanitarios y de Médicos sin Fronteras sobre crímenes y torturas. Han acabado los mercenarios de la OTAN con poblaciones negras enteras, como es el caso de la aldea de Tawerga.

Todo eso ha pasado y resulta que hay quienes acusan a Khadafi por la invasión. Estamos como en aquel caso en que una mujer violada que busca justicia y a la que algunos jueces preguntan si estaba vestida con una falda corta (es decir provocativamente); como si ella fuera culpable de su propia violación. Es una comparación dura, pero es muy precisa. Entonces se están justificando estas guerras. Y eso si no puede ser.

No es posible confundirse. Nosotros tenemos aún más responsabilidad porque Latinoamérica lo ha vivido todo, invasiones, golpes militares, de mercado, desestabilizaciones. Tenemos que ser muy cuidadosos de que nuestras palabras no ayuden a los proyectos coloniales, expansivos y criminales que nos amenazan.

Estamos ante grandes responsabilidades y demandas que debemos asumir muy fuerte y decididamente. Se habló de un quinto poder de la información, y en nuestras manos ese quinto poder se debe hacer sentir, actuar como un poder contrahegemónico, accionar constantemente.

Si analizamos que la información es un arma de guerra, tenemos que estudiarlo rigurosamente. Cómo se opera, cómo se prepara una guerra de ocupación, de apropiación de los recursos, utilizando los medios de comunicación para intentar una justificación que en realidad no existe. Una guerra “humanitaria” contra un pueblo en evidente inferioridad de condiciones frente a alianzas de las grandes potencias, es una guerra colonial. Esa manipulación de los medios hegemónicos sobre los verdaderos objetivos está destinada a influenciar sobre la conciencia de los pueblos y en la opinión pública general para paralizarlos. La opinión pública asume e incorpora la única palabra que recibe, porque no hay otra.

Por las redes sociales se difunde otra cara de la verdad, en algunas de ellas, hay otras que no están exentas de confusión. Es un escape, pero hay otro agravante, y es que si uno analiza este período histórico, nunca ha sido tan fuerte y amplia la posibilidad de influir sobre la población mundial, no solo por la información, sino por los entretenimientos.  Y este último es un tema muy importante que no se aborda normalmente y es uno de los que más afectan a la población, que más degradan la cultura. Los entretenimientos, algunos de ellos dedicados a los niños, son de extrema violencia. Han capturado a una masa importante de población haciéndola indiferente, desinteresada.

La desinformación en Europa, es un ejemplo del que no hablamos. También lo estuvimos conversando con Ramonet y otros. Yo estuve en Alemania y otros países europeos al comienzo de 2011, y advertí que prácticamente no estaban informados de los hechos que suceden en el mundo. Hay un discurso mediático único. No saben nada en realidad en la mayoría de la población. Estaban  tan ausentes de lo que en realidad estaban haciendo sus propios gobiernos – salvo una franja de sectores más lúcidos de la sociedad-, que ni siquiera sabían realmente cuál era la verdad sobre las guerras en las que estaban participando. Estaban ausentes de la verdad sobre la participación en las graves violaciones de derechos humanos como el tema de las cárceles secretas, los crímenes cometidos en los países invadidos y ocupados, o la posibilidad de que se derrumbara el Estado de Bienestar y la Unión Europea; y ni siquiera advertían que Europa estaba implosionando.

Creo que este es uno de los momentos más graves en esa espiral de la desinformación. Lo estamos viendo en nuestros países. Y todos estos elementos en conjunto son los que han llevado al   silencio aterrador de una humanidad que no reacciona.  El temor paraliza. La Humanidad no reacciona. Porque antes reaccionaban algunos.  Pero, ¿qué pasó esta vez?

Usted el año pasado nos puso ante una idea clave, ante un reclamo. De alguna manera nos dijo que la Humanidad estaba caminando hacia el abismo. Nos dio cifras, datos escalofriantes y también expresó el desencanto ante los políticos que se habían desentendido de los problemas ambientales que nos amenazan. Nos hablo de las consecuencias de las guerras y nos pidió que trabajáramos esta temática, que abriéramos camino y que ayudáramos a la concientización de la Humanidad. Y vino una guerra y estuvimos ausentes de la solidaridad con esos pueblos aplastados, invadidos. ¿Y quién los gobierna ahora? Mercenarios, criminales. Los dejamos solos en manos de criminales. Si no podemos detener la guerra, eso va a venir sobre nosotros.

Recientemente el presidente Evo Morales presentó una propuesta para tratar el tema de los mercenarios en las guerras  de estos tiempos, en la desestabilización de gobiernos. Se hizo una votación en Naciones Unidas. América Latina y otros países-salvo excepciones menores-votaron contra esa presencia. Estados Unidos Europa e Israel, votaron a favor, porque son sus soldados de fortuna, sus ejércitos privados, los criminales que utiliza la OTAN.

Contratistas les dicen eufemísticamente.

Todo esto está sucediendo en silencio. Sin reacción. También hay que estudiar el tema de la ONU, que ya no representa a los países que debía representar y defender. Creo que los intelectuales tienen que reaccionar mucho más rápidamente.  Además tenemos que hacernos una crítica como Redes de Intelectuales en Defensa de la Humanidad. Esta Red apareció y estuvo funcionando muy bien, pero ahora ha habido silencios. Hasta hoy yo no he visto que estemos haciendo nada ante los genocidios, ante esas guerras coloniales. Están matando pueblos de una manera feroz y nosotros en silencio.

Creo que nos cabe asumir que estamos ante una guerra. Amenazados por la posibilidad cercana de una tercera guerra mundial y nuclear. No estamos en una situación idílica.  Frente a esa realidad el planteo es otro, debe ser otro.

Nosotros tenemos que enfrentar la realidad de que la información ya es parte del diseño de la guerra y la contrainsurgencia. Y nosotros no podemos estar a la defensiva siempre. Debemos  accionarnos antes. Debemos pasar al ataque, a la ofensiva. Además, estamos pobremente a la defensiva  porque no tenemos medios para actuar.

Yo pongo el ejemplo de Telesur, porque si no hubiera estado Telesur compitiendo, desafiando a las grandes televisoras repetidoras masivas del discurso del poder hegemónico, no hubiéramos sabido nada de lo que pasaba dentro de Libia. Cómo mataban a la población negra, diciendo que eran mercenarios africanos a favor de Gadaffi, cuando eran libios. No hubiéramos sabido lo que pasó en el Líbano (cuando atacó Israel a ese país). No hubieran sabido nada los pueblos de América Latina que ahora pueden ver ese canal.
Los corresponsales hicieron un trabajo muy valiente y denunciaron y dijeron lo que debían decir; mientras el resto -trabajando para el poder militar invasor-, callaron y mintieron, en actitud criminal.

Nosotros tenemos Internet, acceso a redes, pero eso no es masivo. Creo que este es otro momento, muy distinto a lo que hemos vivido antes. Y creo que el silencio de los intelectuales no puede ser, nunca más, nunca más. Tenemos que ponernos como objetivo ¡Nunca más aquí!

Tardamos mucho en reaccionar. Y es nuestro deber accionar para detener estas guerras. Ese es nuestro papel.

Tenemos las posibilidades y la capacidad suficiente. Y esto no se arregla simplemente escribiendo. Uno debe escribir y denunciar. Pero  no es simplemente mandándonos mensajes, firmando comunicados de protesta, que en este caso  no han existido. Lo había dicho en la anterior reunión: los intelectuales deben estar junto al pueblo, deben salir de sus cajas de cristal y estar  en sindicatos, universidades, barrios. Ese es su papel revolucionario en estos momentos. Tenemos el ejemplo de ustedes (Cuba).  Sabían que los medios del poder no iban a publicarle a la Revolución e informaban por otros medios. Busquemos las fórmulas. Tenemos que ser muchos más creativos.  Este es el  continente de la imaginación y no es posible que se actúe con tan poca imaginación.

Creo que tenemos que estar muy atentos.  Estamos viendo implosionar a Europa y hay que estudiar lo que Estados Unidos hizo para esto. Los europeos se metieron en guerras que les eran ajenas. Creyeron que se iban a quedar con todo.  Se metieron en Libia, pero el que queda allí es Estados Unidos, que incluso en estos días mandó 12 000 soldados a Libia para cuidar los pozos petroleros. Es Estados Unidos el que está administrando y vendiendo el petróleo y los productos de Iraq y Afganistán. El que establece los gobiernos coloniales es Estados Unidos, ¿Dónde está Europa? Como capitalistas voraces cayeron en la trampa y arrastran a sus pueblos.

Creo que tenemos que despertarnos todos de un largo sueño. Estamos en una siesta. No es posible dormir la siesta cuando hay una guerra.  Creo que es un momento en  que hay que hablar con palabras fuertes, directas. No hay que ir con eufemismos, no hay que ir con planteos vagos.  La Red de Intelectuales tiene que pasar a desempeñar, ahora sí, un papel mucho más vivo. No de cartitas, sino de trasmitir lo que se debe decir. Esto lo habíamos estado hablando con Marilia Guimaraes de Brasil; somos mujeres un poco peleadoras, pero, bueno, allá vamos.  Lo que queremos decir es que tenemos que hablar más profundamente de todo esto.

Porque situaciones como estas no pueden volver a pasar. Lo que pasó con Libia no puede volver a suceder nunca más, porque ya vemos cómo se está aplicando el mismo modelo de intervención en Siria y en Irán. Y el silencio lamentablemente sigue.

Tenemos que ponernos a repensar todo esto de lo de lo que estamos hablando y de lo que nos habló Usted Comandante desde el año pasado. Y tenemos que conocer más de cada uno de nuestros pueblos.
Debemos mirarnos en el espejo de África que está siendo ocupada, recolonizada. En Libia se quiere instalar el Comando de Estados Unidos para África, el AFRICOM, autorización que Ghadaffi había negado, y también por eso invadieron Libia. Y nadie lo dice.

Entonces ¿a qué nos llevan los silencios? Ese mismo esquema de control, de recolonización imperial se está aplicando en otros lugares y va a venir sobre nosotros de la misma manera. ¿Y todos van a quedar en silencio, como ahora? No, tenemos que romper con ese silencio, y esta es nuestra obligación primera, revolucionaria e inmediata. Romper con el silencio y la mentira. Es una inmediatez(Aplausos).

Cmdte.-  Yo quería señalar que esto que ellos están diciendo se está recogiendo, y lo primero que hay que hacer es revisarlo bien e imprimir un libro con ese material, es la forma de hacerlo llegar rápidamente, y no solo a través  de Internet.  Trato de ver lo que cada uno de ustedes quiere decir, en medio de una situación dura, difícil, y nos preguntamos qué hacer. Pienso que hay formas de responder.

Mientras hablaba Ramonet y cuando tú mencionabas a Telesur, yo pensaba en Venezuela y lo que está ocurriendo allí en este momento, pensaba también en Siria y los planes del imperialismo en ese país.  Las noticias son cada vez más desvergonzadas y confirman lo que se esta planeando aquí. Además, ellos mismos se sienten inseguros.  No vayan a creer que controlan la situación; tratan de imponer cosas, pero no controlan.  Lo más peligroso del Medio Oriente en este momento, es que lo que puede pasar allí, no lo sabe nadie: ni el Presidente de Estados Unidos, ni Panetta, ni Netanyahu, lo sabe. Cada uno tiene sus propios planes.

Hoy apareció un cable donde informa que los israelíes estaban probando unos armamentos antiaéreos que han desarrollado en cooperación con Estados Unidos.  Creen que si los iranios lanzan algún ataque, lo pueden neutralizar. Están midiéndolo todo y se han acercado a un límite que son es incompatibles con la paz.

Si tú analizas la Crisis de Octubre ahora, tú notas un cambio. Entonces era la OEA condenándonos solo a nosotros, condenándonos y admitiendo todo lo que ocurrió en Guatemala, en Chile, en Cuba.  Entonces era peor porque lo sabíamos unos pocos; ahora, por lo menos, lo que está pasando lo sabe un grupo selecto de intelectuales con prestigio.  ¿Qué criterio había entonces?  Se dividían por aquí, por allá.  Hoy está todo el mundo pensando con libertad y pensando qué hacer y cómo hacerlo; pero no estamos desprovistos de recursos.  Ellos controlan menos todavía las fuerzas y los fenómenos que han desatado, y es lo peligroso, porque tenemos que preguntarnos, ¿qué tiempo disponemos para arreglarlo?  Antes nadie se preguntaba de qué tiempo disponía para eso. ¿Qué piensa Estados Unidos, qué dicen los que allí manejan todo eso; qué piensa Rusia, qué piensa China, qué piensa la India, qué piensa Paquistán?  ¿Qué quieren?  ¿Qué piensa Turquía?, es una de las preguntas que se hace en este momento, y ya algunos han pronosticado que la que va a tener el papel fundamental en la agresión de Siria es Turquía.

Y, entonces, ¿qué dice Ban Ki-moon?  ¿Qué dice la ONU?  ¿Qué dicen los que deben estar preocupados en nombre del mundo por estos problemas? ¿Qué dicen los que están en el Consejo de Seguridad?  ¿Van a creer lo que están diciendo allí?  Están obligados, cada uno, a hacer un discurso y están enfrentados allí.

Dentro de esa situación, creo que daremos la batalla con la verdad en la mano; porque no se trata de tener solo la verdad, o de poder hacerla llegar por una vía o por otra, sino la fuerza de esa verdad. Y no hay antecedentes, porque estamos ante una situación enteramente nueva.

Creo que ahora debemos estar conscientes de eso. Que cada cual revise lo suyo, Abel recoge todo y lo imprime.

Como estamos apurados, no hay que apurarse (Risas).

Abel Prieto.-  Comandante, una observación a lo que decía Stella.  Yo, realmente, no siento que los intelectuales de la Red han estado en silencio.  Yo leo todos los días cientos de textos de enorme peso, de muchos de ustedes, incluida Stella, que están batallando contra la barbarie; pero, ¿qué ocurre?, eso no se coloca en los medios que forman opinión, esa es la verdad.

Ciertamente los llamamientos a veces los sentimos como una cosa un poquito gastada; pero para nosotros fue muy importante aquel llamamiento que ustedes firmaron en el año 2003.  Estaban diciendo en Miami:  “Iraq ahora, Cuba después”, en el año 2003.  Estaban los tanques entrando, todavía no había empezado la resistencia en Iraq, era un desfile triunfal, y la CNN iba con ellos, como tropa acompañante, como los evangelizadores de la conquista que mencionaba Ignacio Ramonet.  Es decir, en aquel momento tan peligroso, que ustedes firmaran aquel llamamiento y que lo leyera Pablo González Casanova —que iba a venir y no pudo— en la Plaza de la Revolución, eso tuvo una importancia tremenda.

Ningún llamamiento va a detener una guerra, eso lo sabemos, y la única opinión pública a la que un presidente norteamericano le tiene temor es a la opinión pública de Estados Unidos.  Quizás una de las deficiencias de la Red, que la hemos trabajado de verdad creo que insuficientemente —mañana vamos a tener un taller a las 6:00 de la tarde, en la Casa del ALBA, va a estar Stella y vamos ahí a trabajar duro con esta nueva Web, y ver y pensar todos juntos qué podemos hacer—, es llegar más a los sectores que pueden formar opinión dentro de Estados Unidos.  Se avanzó en un momento determinado, es verdad que no hemos sido suficientemente creativos, Stella tiene la razón, Comandante.  Tenemos, incluso, algunos de nosotros que alfabetizarnos en el campo de las redes sociales.  Hay compañeros que no estamos suficientemente preparados.

Hoy en Cuba se está trabajando fuerte, tenemos un montón de blogueros revolucionarios, hay gente que está trabajando en las redes sociales.  Veo a Enrique Ubieta por allá, que acaba de presentar un libro sobre la realidad cubana, que me parece interesantísimo, y tiene un blog y utiliza Twitter.  Son cosas en las que yo, que soy “gutenberiano” puramente, es decir, de la galaxia Gutenberg, como se dice, no tengo ese entrenamiento.  Hay que aprender eso.  Hay que aprender a utilizar las redes sociales, no para la bobería, como la inmensa mayoría de la gente usa las redes sociales; utilizarla para las ideas.

También nosotros tenemos la enorme limitación de los problemas de la banda ancha, las limitaciones que tenemos para la Internet, que no la hemos podido resolver por la misma política de los yankis.

Ahora, a mí me parece, Stella, que la gente no está apática ni está en silencio; pero que, sencillamente, estamos cercados por esas grandes corporaciones mediáticas que no colocan nada en la agenda que vaya contra los intereses hegemónicos; no la colocan, y nunca colocan un desmentido.

Ahora mismo mintieron con respecto a un hombre que muere, un preso común, un hombre de Contramaestre, que lo reclutan aquí antes del juicio, porque le había pegado a la mujer y había tenido una acusación, y se había enfrentado a los policías. Bueno, al hombre antes del juicio lo recluta la contrarrevolución y hasta inventan una huelga de hambre, y de prontoteníamos un mártir ahí, y el PP de España, el gobierno de Chile y algunos gobiernos europeos, pronunciándose:  “¿Y los derechos humanos en Cuba, y ese mártir?.”  Entonces nosotros publicamos todo, publicamos hasta los partes médicos, los detalles, las declaraciones de la familia del tipo. Ahora, nadie publica un desmentido, ¡nadie te publica un desmentido! Lo que quedó como titular fue que en Cuba había muerto un mártir por sus ideas.  Una persona, realmente, muy primitiva, violenta, un preso común y, de pronto, lo convierten en un mártir.

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