A raíz del plenario del FASyL del 2 de abril, un grupo de camaradas trajo la atención sobre las dinámicas y problemas que están enfrentando para la presentación y adopción de propuestas por parte de los consejos regionales. De cara a la próxima reunión del plenario del FASyL el próximo 28 de mayo nos propusimos evaluar cuales son los problemas concretos que estamos enfrentando en el FASyL, y a partir de ellos diseñar nuestras tácticas con miras a la implantación de nuestro plan estratégico del FASyL. De igual forma, reconociendo que nuestros interéses no son ajenos a los que buscan otras organizaciones, ni el FASyL como institución diferente a la nuestra, sometemos nuestra postura y recomendaciones a la discusión.
El Partido Comunista de Puerto Rico, desde antes de su refundación, ha favorecido los distintos procesos autogestivos de lucha popular en el país comprendiendo que cada uno de éstos es una experiencia acumulada que posibilitará nuevos caminos de entendimiento para la lucha revolucionaria de los trabajadores. Uno de los principales procesos en años recientes es el Frente Amplio de Solidariad y Lucha (FASyL). A más de dos años de funcionamiento y desarrollo de los distintos trabajos que realiza el Frente es preciso continuar con la discusión en torno a la viabilidad de este instrumento de lucha.
El FASyL continúa en proceso de gestación y necesita de nuestro mayor compromiso critico con todos los sectores oprimidos que componen la clase explotada. Nuestro compromiso sigue siendo participar y fortalecer el FASyL. Hace dos años nos sumamos a esta convocatoria del FASyL, guiándonos por el marxismo-leninismo, con el objetivo de poder desarrollar un trabajo de masas muy difícil para organizaciones revolucionarias como la nuestra. Desde nuestra perspectiva, contamos con un espacio de desarrollo de los vínculos entre el pueblo en lucha y nuestra organización debido a la naturaleza aglutinadora del FASyL, en otras palabras, es una instancia para lograr un trabajo de base en el conjunto de distintos sectores sociales, políticos y sindicales, con tesón, pero sin protagonismos.
Partimos del principio en el trabajo de masas de reconocer la diferencia y autonomía de las instituciones. Esto quiere decir que reconocemos que las organizaciones sociales en las que se agrupa el pueblo y la clase trabajadora pertenecen a sus respectivos afiliados y tienen objetivos, funciones y procesos específicos a esos sectores. Éstos deben respetarse, es decir, que respetamos y que trabajamos para que las propias organizaciones lo respeten. El control de la dirección de organizaciones de masas no es un objetivo de nuestro Partido; no perseguimos que el FASyL, ni otras organizaciones o frentes populares, se formen a nuestra imagen y semejanza, pero sí abogamos por la más amplia democracia en su interior, con miras a respetar las decisiones de sus afiliados.
En el FASyL, esto es parte fundamental del ejercicio de la unidad. Por eso nuestros camaradas están orientados, en casos donde funjan como representante de alguna instancia, a responder como comunistas en la medida en que respondan a sus representados, promoviendo el debate y la acción concertada. A nivel del Consejo Regional nuestros militantes y cuadros deben asimilar el ámbito de trabajo, los métodos, el funcionamiento y los objetivos de toda organización de masas, en este caso del FASyL, esforzándose por elevar su unidad y visión sobre los propósitos de la transformación que genera la revolución social, así como por formar dirigentes que sepan dirigir las luchas de las organizaciones sociales y políticas de las masas y se dispongan a ser gobierno.
Hasta el momento, el FASyL le ha dado la oportunidad a una parte de la clase trabajadora de lograr acuerdos específicos sobre acciones concretas que fortalezcan las luchas del pueblo que se agrupa desde distintas perspectivas ideológicas en otras organizaciones políticas, sindicales, cívicas, estudiantiles y comunitarias que no necesariamente trabajan dentro del frente. Entre estas se encuentran el enfrentamiento a la Ley #7 del 2009, la solidaridad con el movimiento estudiantil en la UPR, las luchas contra el gasoducto de la muerte, las luchas contra las expropiaciones y a favor de las comunidades empobrecidas, entre otras.
Los frentes de masas son instrumentos de lucha y organización política donde las personas pueden vincular la experiencia organizativa de unos con las experiencias de vida de otros. En el PCPR seguimos firmes trabajando en los Consejos Regionales con la encomienda de hacer que el FASyL pueda aportar grandemente a las conquistas revolucionarias que necesita la clase trabajadora. Sin embargo, los que hemos formado parte de todo el desarrollo del FASyL debemos identificar las debilidades más apremiantes para su pronta solución. La representación pública del FASyL no es sólo las portavocías, sino, junto a éstas, los Consejos Regionales.
Los comunistas entendemos que los cambios revolucionarios no los hacen individualidades ni organizaciones aisladas, sino que son productos de grandes movimientos de masas, movimientos que se identifican con aspiraciones concretas sobre luchas concretas. No existe ningún cambio político e histórico fundamental que no haya sido protagonizado por pueblos organizados y movilizados. Por esto hay que estrechar la relación entre el liderato y otros protagonistas de organizaciones políticas y sindicales claves para el desarrollo FASyL con la participación popular que dentro de la estructura de este Frente es representada día a día por los Consejos Regionales.
Como una de las medidas adoptadas para solucionar este desfase, en la pasada Asamblea de delegados del FASyL se acordó que cada uno de los Consejos Regionales tendría representación en la Comisión de Organización o Coordinadora y que los plenarios se iban a rotar entre los Consejos. Efectivamente, este año los plenarios han ido rotando entre los Consejos Regionales y esto refleja el compromiso de todos y todas en cumplir con los acuerdos. Por otro lado, el que los representantes de los Consejos Regionales participen de la Comisión de Organización Nacional no ha funcionado por problemas de tiempo, dinero y transporte, asuntos usuales en este tipo de esfuerzos. Por eso insistimos en que el problema no es estructural, sino de recursos humanos en las bases donde muchas de las organizaciones que componen el FASyL no están representadas. Los mismos no podemos estar en todos lados. La sobrecarga de trabajos y la sobrerepresentación es un problema que nos afecta a todas las organizaciones por igual y debemos, apoyándonos en el espíritu del FASyL, respaldarnos en nuestras actividades de base en las regiones.
Contra la burocratización y el oportunismo
Desde un inicio, nuestra organización ha dispuesto de sus recursos para el desarrollo de los Consejos Regionales porque a través de éstos es que se puede ejecutar el plan de trabajo del FASyL e impulsar la necesidad de la lucha política en las vidas de las y los trabajadores explotados en el país, que es lo que entendemos por politización. Nosotros esperamos que otras organizaciones que participan de este esfuerzo del FASyL contribuyan con recursos humanos en los consejos regionales y no solo en plenarios, no porque desmerezcamos sus aportaciones, sino porque entendemos que sus aportaciones son importantes para que la vitalidad y el intercambio de ideas sea dirigido a situaciones más concretas y cercanas al pueblo que intentamos organizar. Haciendo esto no solo apoyamos de manera estratégica la implantación del plan de acción de manera más eficiente, sino que evitamos caer en el error de la burocratización.
El Frente Amplio de Solidaridad y Lucha (FASyL), es una organización compuesta en sus inicios por 50 organizaciones y que se constituyó con el objetivo de unir esfuerzos multisectoriales para luchar contra las medidas neoliberales del gobierno de Luis Fortuño. Por esto el Portavoz del FASyL, Pedraza Leduc, recalcaba tanto de que los Consejos Regionales no eran comités de huelga anticipando que para el otro frente multisectorial “Todo PRxPR”, surgido meses después al FASyL, la lucha y la aclamada Huelga General eran cantos de sirena.
Hace un poco más de un año atrás, en la asamblea de delegados, se reconoció este hecho mediante las recomendaciones de distintos Consejos Regionales y del Partido Comunista de Puerto Rico, entonces Refundación Comunista. En ese entonces se recomendó que el FASyL fuera un instrumento permanente de lucha y comenzara una campaña educativa que diferenciara nuestros planteamientos en torno a la Huelga General de la de “Todo PRxPR”. El tiempo nos dio la razón y ahora el único esfuerzo multisectorial que queda con algún nivel organizativo de base es el FASyL. Denunciamos efectivamente el oportunismo y el engaño al pueblo, no solo de los gobernantes sino de los enemigos de éste. Esto ha sido un rol que el FASyL ha desempeñado de manera efectiva estableciendo una clara línea divisoria entre el pueblo y sus enemigos.
Nuestra visión filosófica, materialista-dialéctica hace que tengamos que reconocer que todo está en permanente cambio. Debemos asumir las dificultades con valentía e inteligencia, y así fortalecer todo lo positivo en cada organización y frente de masas para crear las condiciones que permitan superar en el análisis los resabios de la negación por negación. Sólo de esta manera podremos prever los saltos de cantidad en calidad, tanto tácticos como estratégicos y rectificar los errores.
En nuestro particular contexto de lucha de clases, el FASyL, es un esfuerzo que, al superar la inmediatez de la reacción al gobierno en turno y el economicismo que caracterizan las luchas sindicales en el capitalismo, puede ir construyendo las bases de una nueva sociedad sin opresores ni oprimidos. Esto no es otra cosa que centrar en nuestros objetivos la lucha por el poder para los trabajadores, problema esencial de la revolución y que exige de las masas organización para el combate. Estar sólo en función de desarrollar acciones obreras y populares sin precisar sus objetivos y sin perfilar planes que entreguen victorias que eleven la moral popular y la conciencia de clases conduce al oportunismo.
No queremos dar lecciones de moral revolucionaria, pero para evitar el oportunismo y el sectarismo es necesario comenzar con la autocrítica, a nosotros mismos, los militantes comunistas y socialistas en Puerto Rico. Asumir la unidad de acción de la mayoría del proletariado y el pueblo como factor indispensable para lograr triunfos destacados y conquistar el poder no es lo mismo a la unidad orgánica del Partido o de la organización que fuese. Constantemente se hacen llamados a la unidad que quedan en la nada porque la postura organizativa no dominó el debate. Así, la Federación de Maestros/as de Puerto Rico bajo el liderato de Rafael Feliciano abandonó a conveniencia después de coquetear tanto con el FASyL como “Todo PRxPR”.
La burguesía y el imperialismo se oponen a la unidad de acción utilizando la represión, la demagogia y sus agentes oportunistas de todo color en los movimientos sociales, obreros y populares. La unidad de acción es una necesidad y un medio para avanzar que no demanda coincidir en todos los asuntos políticos entre sectores de masas y/o fuerzas políticas; nuestra tarea como militantes comunista es buscar orientarla y encauzarla para hacer frente a los problemas generales de las masas y resolver sus problemas particulares tanto si la tarea la asume el FASyL u otras organizaciones de masas. La idea es que en la práctica y el calor de los debates públicos e internos a nivel de base en los Consejos Regionales se persuadan de lo correcto de la política y creamos en nuestra capacidad colectiva de implementarla.
Para el PCPR esto también supone que seamos capaces de: 1) producir una política correcta; 2) corregir errores —que no nos alejemos jamás de las masas— al no tener en la cuenta su nivel de conciencia; y 3) fomentar unas relaciones fraternales y de respeto con los compañeros/as que tienen la obligación moral, al igual de nosotros, de hacer que nuestros proyectos germinen. Para nosotros el FASyL no se trata del poder de nuestra organización, sino de lograr que las masas se dispongan a ser gobierno y ser poder. Construir bases de poder con el calor y la sabiduría del pueblo fortaleciendo la conciencia de clase. Ésta es la dirección que queremos imprimirle al FASyL.
El FASyL no sólo debe ser un instrumento de lucha, sino convertirse en un instrumento de poder real en el país. Para que esto suceda no hay otra alternativa que fortalecer los Consejos Regionales. ¿Cómo? A lo largo de este escrito hemos desarrollado algunas ideas generales sobre la importancia de los recursos humanos en los Consejos Regionales y el debate democrático más horizontal posible. Como parte de esto entendemos que se fortalecen los Consejos Regionales vinculando a trabajadores sindicalizados con las reivindicaciones democráticas del pueblo, como la lucha en contra del gasoducto de la muerte y las APP de Wall Street, y desarrollando acciones comunes entre sindicatos, estudiantes y comunidades todos sectores con sus derechos vulnerados por la ola neoliberal de los guaynabitos de turno, títeres de las agencias acreditadores y de los organismo financieros de Wall Street.
La mayoría de los trabajadores acepta el sistema económico social capitalista/colonial y vota cada cuatro años por los partidos de la burguesía. Por otro lado, la pegueña burguesía cree que puede aprovechar la crisis de los desposeídos para aumentar sus privilegios en la colonia a través de procesos electorales. Estos últimos piensan que los efectos de la crisis económica, que se hacen paulatinamente más visibles para la mayoría de los trabajadores debido a causas estructurales en el sistema capitalista, puede lograrse subvertir bajo el lema “mejor administro yo”. Es decir, todavía consideran que los graves problemas sociales y económicos que sufren pueden resolverse, o por lo menos atenuarse, dentro del sistema político imperante, pero no es así. Las campañas electorales no lograran fortalecer el nivel de conciencia de los trabajadores que los lleve a cuestionar el sistema, sino por el contrario, se les dice que todavía pueden mejorar sus condiciones de vida dentro de la colonia y el capitalismo.
En el PCPR preferimos la organización de las masas, hasta que el voto sea realmente un mecanismo de liberación por parte de los explotados. Por eso, tan importante es validar la postura de la Asamblea anterior del FASyL y ejecutar al interior de las organizaciones que componen el FASyL la acción de fortalecer los Consejos Regionales con más recursos humanos. Más recursos humanos representan más retos organizativos, pero con estos mayor conciencia y vinculo de clase, mayor solidaridad en la práctica y mayor dinamismo en la lucha de todos y todas.
Si algo debemos aprender de los pasados procesos huelgarios en la Universidad de Puerto Rico, protagonizado por estudiantes en lucha, es que la organización y trabajo de las bases son la única estrategia posible para el desarrollo perdurable de una nueva práctica política. De ésta surjirá una nueva práctica democrática revolucionaria, que sostendrá su lucha implacable contra el régimen de opresión colonial y explotación económica.