Este apunte trata sobre las posiciones que Marx y Engels fueron formulando sobre la situación en Irlanda. Históricamente, el trato que las clases dominantes inglesas le han brindado al pueblo de Irlanda ha sido inferior al salvajismo. Detrás de los supuestos conflictos religiosos se escondía la expropiación de miles de irlandeses de sus parcelas para hacerle espacio a los negocios de pastoreo de la aristocracia terrateniente anglosajona y los terratenientes aliados, nativos de Irlanda. Algo parecido —si cabe la comparación a pesar de las enormes diferencias históricas y económicas— a lo que pasó con la desposesión de los jíbaros costeros en Puerto Rico por parte de los monopolios azucareros yankis y sus aliados, los colonos criollos. En ambos casos se produjo una enorme miseria y hambre entre los desposeídos, y una emigración masiva. A continuación aparece un fragmento de un artículo escrito por Marx en francés, el 28 de marzo de 1870, pero que no apareció publicado hasta que se editaron las Obras de Marx y Engels en la Unión Soviética, en 1936.
En el fragmento puede leerse también sobre otro punto de interés, relacionado con la manera en que la burguesía emplea las divisiones potenciales, ya sean éstas culturales, étnicas o económicas, que puedan ser fomentadas y avivadas para mantener al proletariado dividido y sujeto a la manipulación.
Nota confidencial [fragmento]
Por Carlos Marx
…En segundo lugar, la burguesía inglesa no ha explotado solamente la miseria irlandesa para hacer que empeore la situación de la clase obrera en Inglaterra por la inmigración forzosa de los irlandeses pobres, sino que, además, ha dividido al proletariado en dos campos hostiles. El ardor revolucionario del obrero celta [Nota: los irlandeses provienen de la etnia celta] no combina con la naturaleza robusta, pero pausada, del obrero anglosajón. Hay, por el contrario, en todos los grandes centros industriales de Inglaterra, un antagonismo profundo entre el proletario irlandés y el proletario inglés. El obrero inglés vulgar odia al obrero irlandés como a un competidor que baja los salarios y el standard of life (nivel de vida). Siente por él antipatía nacional y religiosa. Lo mira poco menos que como miraban los poor whites (blancos pobres) de los Estados meridionales de América del Norte a los esclavos negros.
Este antagonismo entre los proletarios de la propia Inglaterra está alimentado y sostenido artificialmente por la burguesía, que sabe que esta escisión es el verdadero secreto del mantenimiento de su poder. Este antagonismo se reproduce también al otro lado del Atlántico. Los irlandeses expulsados de su suelo natal por los bueyes y las ovejas [Nota: la aristocracia terrateniente expulsó a los campesinos de las parcelas para poderlas dedicar al negocio del pastoreo] se encuentran en los Estados Unidos donde constituyen gran parte, siempre creciente, de la población. Su único pensamiento, su única pasión, es el odio a Inglaterra. El Gobierno inglés y el Gobierno estadounidense, es decir, las clases que ellos representan, estimulan estas pasiones para eternizar la lucha internacional que impide toda alianza seria y sincera entre las clases obreras de ambas partes y, por consiguiente, su emancipación común.
Irlanda es el único pretexto del Gobierno inglés para mantener un gran ejército permanente que, en caso de necesidad, es lanzado, como se ha visto, contra los obreros ingleses, tras haber pasado sus estudios soldadescos en Irlanda. Finalmente, en Inglaterra se repite en nuestros días lo que nos enseñó la antigua Roma en una escala monstruosa. El pueblo que subyuga a otro pueblo forja sus propias cadenas.
Así, pues, la posición de la Asociación Internacional respecto a la cuestión irlandesa es muy clara. Su primera obligación es impulsar la revolución social en Inglaterra. Para ello hace falta dar el golpe decisivo en Irlanda.
Las resoluciones del Consejo General sobre la amnistía irlandesa no sirven más que para introducir otras resoluciones que afirmen que, abstrayéndose de toda justicia internacional, es condición preliminar de la emancipación de la clase obrera inglesa transformar la presente Unión forzosa, es decir, la esclavilud de Irlanda, en una Confederación igual y libre, si es posible, o en separación completa si hace falta…
No entiendo.
Usted no nos brinda mucho para poder responder a su comentario. El «no entender» puede tener muchas causas, y no podemos estar seguros sobre a cuál de ellas responder.
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