O’Neil, pendiente: ¡Vietnam no se vende!

Por Luis Mojica

El Guaynabazo, como todos los de su perfumada calaña, no entiende que los pueblos oprimidos generan sus propios líderes insobornables, hijos de trabajadores, que se nutren de la fuerza colectiva de sus comunidades. Tienen un ejemplo en Byron López.

Ésta es la consigna de lucha de la comunidad de Vietnam y, para conocer más sobre esta batalla que están librando, dialogamos con el presidente de Residentes Unidos en Lucha por Vietnam y líder comunitario, Byron López Mangual, de 24 años. Nos comenta que Vietnam es una comunidad especial de gente pobre y trabajadora localizada en la división de Cataño y Guaynabo que tiene sobre 500 familias y que ha estado organizada por muchos años.

“Aquí hay casas que pertenecen a Guaynabo, como otras que pertenecen a Cataño, y que fueron construidas con el trabajo y sacrificio de nuestros viejos, levantándolas como pudieron. Yo vivo en una calle que pertenece a Cataño, pero eso no importa, porque lo que quiere hacer [el alcalde Hector] O’Neil con nosotros nos va a afectar a todos. Hasta quiere quedarse con La Puntilla”. (La Puntilla es un territorio aledaño a Vietnam que llega a la bahía de Cataño frente al Centro de Convenciones y el Viejo San Juan.)

Sobre detalles de lo que acontece en su barrio, nos explica:

“Lo que sucede es que hace varios meses el alcalde de Guaynabo vino a la comunidad, con camiones, a derribar unas casas que había comprado. Él nos quiere expropiar para hacer un complejo turístico, que incluye un paseo tablado y unos hoteles, porque dice que nuestras casas están deterioradas, que hay droga, y yo no sé qué cosas. Y sí, hay casas que están en mal estado y unas abandonadas, pero no importa, porque son nuestras, son las que construyeron nuestros viejos. Muchas las hemos remodelado y es donde nos hemos criado. Aquí hay personas que viven hace más de 50 años y este señor quiere engañarlas y sacarlas de sus casas, porque su único compromiso es con los ricos, y como nosotros somos pobres no le importamos; pero eso no va a ser así. Nos vamos a quedar en nuestras casas y no nos van a sacar. Pueden traer a sus alcahuetes y a la policía municipal para tratar de amedrentarnos, pero nos vamos a quedar aquí”.

La incansable luchadora Mía Torres usa los tablones comunales para comunicar directamente con su comunidad.

Sus palabras demuestran la firmeza con la que la comunidad de Vietnam encara sus dificultades y se dispone a luchar. A pesar de esas dificultades, ellos han estado dando la batalla contra el gobierno de los ricos y guaynabitos en todos los frentes posibles, uniéndose a otras comunidades, luchando también contra el gasoducto de la muerte, que bordearía la zona, y últimamente, cabildeando en la Legislatura.

El alcalde de Guaynabo, Hector O’Neil, al que ya el pueblo ha bautizado como “el Guaynabazo”, sabe de la oposición que la comunidad de Vietnam le presenta a sus planes. Descaradamente, alega que Vietnam no es una comunidad especial, lo que, según él alega, le permite poder expropiar sin tener que consultar los residentes y estar obligado a obtener 75% de aprobación para sus intereses corruptos.

Según Byron, el 90% de la comunidad está opuesta. El Alcalde, cobardemente, nunca se ha querido reunir con la comunidad y escuchar a sus residentes.

En 2009, puso una demanda frívola contra la comunidad para que la Ley de Comunidades Especiales no la cobijara. El pasado mes de noviembre, esta demanda fue desestimada por el juez porque el Municipio nunca presentó pruebas.

Pero el Alcalde sabía que no tenía argumentos, y por eso ha estado usando la fuerza política para que la Legislatura pase proyectos de ley en contra de las comunidades y, él, junto con otros alcaldes, hacer más ricos a sus amigotes con los terrenos del pueblo trabajador.

Sobre esto, Byron nos dice:

“Hemos estado cabildeando bien fuerte en contra del Proyecto 1575 de Arango que enmienda la Ley 232 de Comunidades Especiales para que los alcaldes como O’Neil y el de Barceloneta [Sol Luis Fontanes] puedan continuar con sus obras, para beneficiarse ellos y sus amigos, sin consultar con las comunidades. Además, estamos oponiéndonos al Proyecto 1760 de Rivera Shatz que busca lo mismo, pero no sólo aplicable a las comunidades especiales. Éstos, lo que buscan es favorecer los megaproyectos, y el pueblo, que se chave. ”

Volviendo a la situación de Vietnam, continúa:

El Guaynabazo prepara los solares para construir los cajones donde piensa meter a Vietnam. ¡O’Neill, pendiente, Vietnam no se vende!

“Como por ley no puede expropiarnos, mientras continúa poniendo presión en la Legislatura, le está dando unos chavos a personas que le informan que están confundidos, para comprarle las casas. Si no, le ofrece esos cajones de ahí que además de ser pequeños, y pegadas unas casas con otras, vienen con desperfectos, tuberías rotas y paredes agrietadas (refiriéndose a un complejo de vivienda, Villa Concepción I y II, cercana a la zona donde viven, pero alejado de la costa y los terrenos por los que se afilan los colmillos los guaynabitos). Como si fuera poco, lo que no le dicen a esta gente es que la casa se la deben al banco y que los chavitos del Municipio cubren los primeros 10 años, pero después… ¿cómo la van a pagar? Están cambiando chinas por botellas”.

Luis Mojica, reportero del Abayarde Rojo, y residente del barrio de Amelia, vecino a Vietnam, entrevista a Byron López.

Byron es un joven trabajador que además se las busca como barbero y tiene un compromiso inquebrantable con el futuro de su comunidad, de su gente y del país. Como los universitarios, Byron es parte de esa juventud que ante la adversidad sueña transformar su lugar para que sea mejor para vivir. Agradecemos a él, a otros líderes y a la comunidad por la oportunidad de dialogar con nosotros y esperamos que este nuevo año siga conduciendo a victorias para Vietnam como parte de su espíritu de lucha, organización y bondad. Abayarde Rojo seguirá junto con ustedes reseñando y apoyando solidariamente sus luchas hasta que de nosotros mismos salga una sociedad más justa y democrática. Como dice Byron: “Vamos hasta la desobediencia civil; nos tendrán que derrumbar nuestras casas encima y las volveremos a hacer”.

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