19 de noviembre de 2010
(517 años después de la invasión española a Puerto Rico)
BARCELONA-Un grupo de puertorriqueñ@s y europe@s se manifestó esta tarde en la entrada de la compañía Gas Natural Unión Fenosa, sede principal en Barcelona, España. La protesta tuvo como objetivo denunciar los planes del gobierno de Puerto Rico para establecer un gasoducto que favorece el monopolio de combustible a Unión Fenosa y sus planes de expansión y privatización del sistema de energía pública.
Un día como hoy, 19 de noviembre de 1493, España invadió y colonizó la isla caribeña de Puerto Rico. Esclavizó, maltrató y aniquiló al pueblo originario Taíno. Esclavizaron y maltrataron a las y los africanos que fueron llevados a la fuerza a las tierras de América. En 1898, en el contexto de la Guerra Hispanoamericana, Puerto Rico fue vendido a Estados Unidos por 20 millones de dólares mediante el tratado de París. Más de 400 años de cruenta colonización aún tienen secuelas cuando una compañía transnacional, Gas Natural Unión Fenosa, quiere poner en peligro permanente a más de 200 mil vidas humanas en Puerto Rico, causando además la destrucción de cientos de acres destinadas a la agricultura, otras de gran valor ecológico, diversos hábitats para especies en peligro de extinción y zonas de alta producción de agua.
Gas Natural Unión Fenosa es una compañía conocida internacionalmente por la violación de los derechos civiles en Guatemala, Nicaragua, Colombia y México, entre otros. El Gasoducto del Norte, conocido como el Gasoducto de la Muerte es un engaño económico y destinado al fracaso. Se trata de una tubería que transportaría gas natural a través de zonas de riesgo permanente a deslizamientos, corrosión acelerada, inundaciones, sismicidad, tsunamis y fuegos silvestres; estas causas son todas reconocidas por el Gobierno de EEUU como razones para fallas en la operación de gasoductos. Mientras el Gobierno de Puerto Rico y Unión FENOSA desprecian el valor de la vida humana con una franja de seguridad de 20 metros de distancia, agencias federales y experiencias de explosiones previas de gasoductos requieren un mínimo de distancia de 200 metros, 10 veces más de la propuesta temeraria de los proponentes. La vida de 121,371 a 211,251 personas en una Zona de Riesgo Permanente es razón suficiente para oponerse a esta fraudulenta propuesta de infraestructura.
Como boricuas, aún a la distancia, estamos solidarios con nuestra isla que nos vio nacer, donde viven nuestros padres, amigos y hermanos. Desde Barcelona-España, frente a los portones de la multinacional FENOSA, violadora de los derechos humanos en pueblos latinoamericanos, le decimos un NO rotundo al Gasoducto de la Muerte.