
Las y los maestros que asistan a la ‘asamblea general’ de la FMPR tendrán ante sí, si es que se logra quórum legítimamente, la tarea de ratificar o no el voto de huelga aprobado en la ‘asamblea de delegados’ del pasado 26 de septiembre. En aquella ocasión, la capacidad de convocatoria del ‘comité ejecutivo’ quedó en entredicho, ya que no fue hasta la segunda hora de la convocatoria que se logró el quórum (180 delegados, si fuésemos a creer los datos oficiales del sindicato, de un total de sobre 2,000), y eso para un asunto tan vital como el voto de huelga solicitado por el ‘máximo liderato’ de la FMPR. Magnífico espectáculo para prohibirse: llaman a huelga olímpicamente pero no son capaces de llenar de delegados una asamblea para aprobar el voto de huelga.
El cuadro se aclara aún más si tenemos en cuenta el evidente desmantelamiento de las directivas de las uniones locales que no se reúnen desde hace casi un año. Muy buena base organizativa para lanzar una huelga, ¿no?
La dirigencia de la FMPR es la misma que por los últimos 30 meses, y con Compromiso, DEMOCRACIA y militancia, ha puesto todo tipo de obstáculos a la realización de asambleas locales y regionales para que las y los federados puedan discutir con absoluta franqueza y evaluar críticamente la huelga magisterial del 2008. Al menos a eso deben aspirar todas y todos los federados, antes de que se les empuje a una nueva aventura condenada al fiasco.

Las y los maestros deben prepararse responsablemente para la huelga -indudablemente necesaria- sabiéndose que para tener posibilidades de éxito la huelga debe ser de todas y todos los trabajadores del sector público: razones sobran, y el terreno está fértil para ir sembrando con tesón, sin prisa pero sin pausa, nutriéndolo con participación democrática y no con decretos burocráticos, la necesaria unidad de acción de las y los empleados públicos. La preparación, la organización y la educación sindical y política son insustituibles Por otro lado, la improvisación –o la chapucería- y la falta de disposición y voluntad del liderato de facto de la FMPR para trabajar, organizar su matrícula y convencer a las y los federados, -quienes serán a fin de cuentas los que pondrán su pellejo en la líneas de piquete- de lo necesario de la huelga, no conduce a otro fin que a beneficiar al patrono.
Finalmente, ratificar el voto de huelga en la asamblea general equivale a firmarle un cheque en blanco a un ‘comité ejecutivo’ aventurero, irresponsable y deshonesto, que no merece la confianza de las y los federados -por golpista, es decir, irrespetuoso de los procesos electorales- para que éste repita lo que en febrero de 2008, cuando lanzó al magisterio al fiasco de la huelga en el peor momento para ejecutarla. Por algo, hasta el día de hoy, se niegan a debatir sobre este asunto; por algo, su resistencia a convocar asambleas para evaluar una huelga hipócritamente ‘recesada’ en marzo del mismo año –contando para su buen agrado con la asistencia masiva de los rompehuelgas a quienes llamaron “ratas” un día antes de reunirlos fraternalmente junto a los huelguistas en el Coliseo Roberto Clemente- huelga que hasta hoy, dos años y medio después, nunca fue concluida, según el propio reglamento de la FMPR.
Compañeros de lucha, las páginas del Abayarde Rojo deben servir de foro para la discusión abierta y profunda de ideas y la difusión de reportajes que contribuyan a enriquecer nuestro arsenal de herramientas tácticas y estratégicas para luchar contra la condición dentro de la cual todos somos partes, el capitalismo rapaz neoliberal de hoy. La crítica a compañeros con los cuales se difiere tiene que ser conducida con argumentos que provoquen verdadera reflexión, no con epítetos fuera de contexto para quienes no están familiarizados con las luchas internas de organizaciones con un historial de militante lucha contra el capital, como la FMPR. A menos que no se puedan producir foros de debate en donde las partes puedan honestamente debatir sus diferencias «al aire libre», ante los ojos y oídos de otros sectores populares, no contribuye a nada lanzar ataques unilaterales. Si se trata de convencer a la matrícula de la FMPR que ha que prepararse mejor, con más tiempo y recursos organizativos, para lanzarse una huelga (en este caso) que paralize la presente ofensiva del gran capital y sus represantes dentro del gobierno colonial de turno; háganlo haciendo trabajo dentro de sus centros de trabajo. Gánense el espacio dentro del foro que representa las asambleas de su instrumento de lucha.Defiendan a su instrumento de lucha de los ataques patronales de manera directa. Concentren el fuego exponiendo los motivos por los cuales el presente gobierno colonial pretende privatizar la escuela pública a expensas de la devaluación de sus trabajadores. Ustedes son maestros,eduquen con espíritu solidario y democrático, no con estilos sectarios con lenguages herméticos. La lucha de clases es un terreno amplio y exige muchos frentes y trincheras de lucha, hay que en todo momento tener claro como diferenciar y abordar las luchas internas con respecto a las luchas contra la condición común de la cual dentro de la cual todos somos partes.
Respetuosamente,
El Andariego