Por Luis Mojica-Llópiz

La información de que edificios contaminados en el recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico no es noticia nueva. Sin embargo, a mediados del mes de octubre en el edificio Agustín Stahl en Humanidades, trabajadores de la biblioteca de música comenzaron a notar algo raro en el ambiente de su lugar de trabajo. Se quejaron ante el personal administrativo que algo les afectaba la respiración, producía dolor de garganta y picor en la piel. Para la sorpresa del personal, los ductos de aire acondicionado estaban repletos de fibra de vidrio (fiberglass) triturado en partículas minúsculas. La contaminación con este material es muy peligroso, está asociado al asbesto y a problemas de salud de por vida.
Un trabajador afectado que se quejó de dolor al comer y tragar, nos reseñó los síntomas: “Nos dio picor en la piel y el cuello, se nos sonrojó la piel, se nos secaba la garganta y sentíamos como pajitas. Hasta un muchacho que había estado media hora perdió la voz por momentos y otra salió de la biblioteca a vomitar”. Abayarde Rojo se enteró que todavía los trabajadores se quejan de malestar relacionado. Los afectados, 4 trabajadores y 5 estudiantes se quejan aún de ardor y picor en el área de la boca.
Lo insólito de este caso, es que la administración mantuvo al personal brindando servicios a la comunidad universitaria agravando la salud del personal de la biblioteca y exponiendo a las decenas de estudiantes y profesores que entran al lugar diariamente. “Nos dieron mascarillas y guantes para que siguiéramos trabajando”, nos indicó otra persona afectada que no quiso identificarse por miedo a represalias. Según esta persona, no fue hasta dos semanas después que una delegada de la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes (HEEND) reclamó a las oficinas de salud y seguridad ocupacional, que removieron a los trabajadores y clausuraron el área.
Hasta el momento en que se escribe esta nota, la biblioteca continúa cerrada porque según administradores, no hay personal suficiente para la limpieza que tomará cerca de un mes adicional porque habrá que descontaminar cada libro en el lugar. Mientras la administración calla sobre estos problemas y la unión no lo denuncia públicamente porque afecta la negociación del convenio, los afectados esperan por la revisión médica impacientes y los estudiantes de música no pueden cumplir con la mayoría de sus trabajos. Se piensa que el problema puede ser más grave porque los ductos están conectados a los del edificio y, aunque la biblioteca se encuentre cerrada, en el mismo piso hay salones de clase en uso.