Lo que escribió el Abayarde Rojo en cuanto se enteró de la demanda…

Señores Guaynabitos:

Nos veremos en los portones de Garden Hills.

Acabo de recibir la noticia de que residentes de los municipios de Utuado y Arecibo les radicaron el martes, 25 de octubre, una demanda para que se declare ilegal y nula la Orden Ejecutiva que declara una emergencia energética, que a todas luces (perdonando el chiste mongo) no es otra cosa que un ardid para violarle los derechos adquiridos por ley a los puertorriqueños.

Con la excusa de la falsa emergencia energética —que sería real si un huracán categoría cinco nos desmantelara la infraestructura eléctrica, por ejemplo, o si un terremoto 7.5 en la Escala Richter nos tirara al piso las líneas de transmisión eléctrica— pretenden anular de un golpe todas las leyes y reglamentos que nos protegen de embelecos criminales como el Gasoducto de la Muerte.

Pero ustedes nos desprecian tanto que piensan que a nosotros, la chusma, como ustedes nos llaman, se nos puede ir con cualquier paquete que ustedes se inventen, y que, como ignorantes que somos, nos lo vamos a tragar sin siquiera mondarlo, con to’ y cáscara.

Soberbios y arrogantes que son, se creen que ya nos tienen derrotados, y que si nos atreviéramos a levantar la cabeza, nos meterían presos. No se dan cuenta que lo único que han hecho es cucar al avispero.

Ya comenzaron a movilizar a los abogados. Con la demanda, el país comienza a enterarse del abuso que ustedes han desatado sobre cientos de familias trabajadoras. Han enviado a charlatanes guapetones, empleados por una compañía privada de nombre New Star, a presentarse en las residencias de los demandantes, y sus vecinos, con el propósito de intimidarlos.

El helicóptero de la Autoridad de Energía Eléctrica sobrevuela bajito las fincas de los demandantes para arruinarles sus sembrados de café y de plátanos.

¡No se puede concebir mayor bajeza de unos gobernantes!

Después no se quejen cuando el pueblo, lleno de rabia y justa indignación, les lleve la respuesta rebelde hasta los portones de sus exclusivas mansiones privadas.

Mírense en el espejo de Francia, señores guaynabitos. Por ese camino vamos.

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