El 10 de septiembre de 2010, temprano en la mañana, los guaynabitos de Fortaleza habrían convocado, histéricos, una reunión urgente con sus publicistas excubanos de Ballori & Farré. El único punto en la agenda sería la tragedia de San Bruno, California. En esa comunidad, algo así como un Levittown, aledaño a la ciudad San Francisco, explotó un gasoducto. La bola de fuego arrazó con más de 50 residencias, mató, hasta ahora, a 7 residentes, e hirió, a más de 60, algunos seriamente. El propósito de la reunión urgente —usted pensaría— sería comunicarle a la ciudadanía que este trágico incidente habría detenido el proyecto de construcción de una línea de transmisión de gas natural desde Guayanilla hasta Cataño, en lo que se estudiaran los factores de peligrosidad, resaltados dramática y trágicamente en San Bruno. Pero si usted pensara así, se equivocaría, porque el propósito de la reunión sería otro. Estas reuniones no son para decidir cómo comunicarle la verdad a los puertorriqueños. Se emplean millones de dólares en expertos de la mentira perfumada para diseñar el engaño y la falsedad. Nos imaginamos a los publicistas de Fortuño considerando linduras como éstas:

Lo que explotó en San Bruno fue un gasoducto, pero usted tiene que recordar que ya le dijimos que lo que vamos a construir es una Vía Verde, y las vías verdes no explotan ni matan gente.
La tubería de San Bruno explotó 50 años después de haberse construido. La Vía Verde va a ser nueva, y va a usar una tecnología de transmisión más avanzada. Le garantizamos que por lo menos por los próximos 50 años nadie va a morir de ninguna explosión en la tubería. Para entonces, usted probablemente ya se haya muerto de otras causas, así que, ¿por qué preocuparse tanto?
Eso fue en California, que tiene un morón en la gobernación. Esas cosas no pasan en Puerto Rico porque aquí somos más rigurosos con la aplicación de las medidas regulatorias. Además, en California hay mucha corrupción y las compañías privadas anteponen sus ganancias al bien social. Las corporaciones que operan en Puerto Rico —y las que van a operar la Vía Verde— son incorruptibles. Siempre van a poner el bienestar de todos los puertorriqueños por encima de sus beneficios económicos.
De todas maneras, en Puerto Rico hay un exceso poblacional, especialmente de las clases sociales que habitan en la ruta que estamos trazando para la Vía Verde.
¿Por qué tanto ruido? Se trata solamente de 7 muertos. ¿Cuánto es eso en proporción a la población de Estados Unidos, de 307,006,550? Se trata de un 0.0000022800816%. En proporción a la población de Puerto Rico de 3,954,037, sería el 0.0001770342564% de nuestros habitantes. Más mueren en accidentes de carros, y no vamos a cerrar las carreteras, ¿verdad? Piense en todo el dinero que los bonistas de Wall Street van a embolsicarse con el proyecto; en todo el dinero que los millonarios en Puerto Rico, que vamos a invertir en la Vía Verde, vamos a echarnos al bolsillo (Such is life, usted sabe). ¿Qué son 7 muertos (especialmente si son crapulitas) ante todo ese beneficio para la libre empresa y para los que gobernamos esta colonia?
La tragedia de San Bruno es un campanazo para que redoblemos nuestros esfuerzos para detener de una vez y por todas éste, y todos los demás embelecos financieros de Wall Street y sus abyectos sirvientes coloniales.
Galería de la tragedia


