Toda lucha victoriosa comienza cuando una gente cuestiona la veracidad de lo que los poderosos le dicen. Ese cuestionamiento, llamémosle pensamiento crítico, levanta preguntas que los poderosos no pueden contestar. Ahí se comienza a dudar sobre las supuestas buenas intenciones de los que tienen el poder en sus manos. Desde la Legislatura escuchamos que al cadáver insepulto del puente de Vieques le estaban dando respiración artificial con el Proyecto de la Cámara 2066. Usted sabe que se trata de un paquete de los buscones que tenemos en Fortaleza, y de sus socios menores, cuando escucha los nombres publicitarios que le ponen a sus embelecos. Al Gasoducto de la Muerte lo quieren llamar la Vía Verde. Al puente de Vieques están tratando de pegarle el nombre de Ecopuente.
Ya se escuchan entre los viequenses las preguntas que los embelequeros de esta APP no podrán contestar, por lo que nunca podrán convencernos de que debemos permitir que nos lo impongan.
El puente de Vieques va a ser un negocio privado para que algún consorcio haga dinero. Lo primero que ese consorcio va a exigir es que desaparezca el servicio de lanchas. El viequense que tiene carro, tendrá que pagar lo que le impongan en peajes para entrar y salir de nuestras casas. Al que no tiene carro tendrá que montarse en un público. Ya usted se puede imaginar lo que esos públicos van a tener que pagar de peaje.
Desaparecerán los pequeños negocios. Los paradores y restaurantes locales van a tener que competir con MacDonald y con Church. Por ahí se irán también los pocos empleos de gobierno cuando cierren escuelas, oficinas de la AAA y la AEE, y otras ramas del gobierno. Ahora tienen puente. Vayan a Ceiba.
Este embeleco de APP no está pensado para favorecernos. Como he leído en el Abayarde Rojo, estas APP son para enriquecer a Wall Street y a los guaynabitos. Pues aquí les va un consejo, gratis. Como diría el padrino de ellos: “Don’t push it”. Los viequenses supimos sacrificarnos para sacar, con la ayuda de Puerto Rico, a la Marina de Guerra de Estados Unidos. ¡Imagínense lo que le haríamos a un puente que no queremos!