El pasado domingo, 19 de septiembre de 2010 se llevo a cabo una marcha en contra del gasoducto. La manifestación de rechazo, al proyecto que pretende cruzar un tubo por la isla, fue sumamente concurrida. Hubo varias organizaciones políticas, ambientales, culturales y personas en su carácter individual. El pueblo de Adjuntas sirvió de escenario para expresar el rechazo, por múltiples sectores, a la ofensiva de derecha, que pretende sacar ventajas económicas a costa de la salud de las personas y en detrimento del ambiente.

Tenemos que puntualizar la importancia que tiene este tipo de manifestación en la sociedad puertorriqueña para el movimiento comunista marxista-leninista en Puerto Rico. Tenemos que analizar la situación en su contexto histórico. Ya es sabido, por distintos sectores progresistas que la clase dominante magnificó su ofensiva en los últimos dos gobiernos (PPD y PNP), especialmente a través del gobierno de Luis Fortuňo. Esa ofensiva de derecha tiene su política en el sistema económico neoliberal. Esto supone, para la clase privilegiada, el apropiarse de las estructuras sociales que aun subsisten en el sistema de producción capitalista. El que estas marchas tengan o no un carácter embrionario de futuras manifestaciones con una consciencia revolucionaria, depende del trabajo o de las tareas del movimiento comunista. Una de las tareas más apremiantes del movimiento comunista debe ser vincular estas luchas espontaneas (gasoducto, Karso, Ley 7, etc.) con el socialismo. Cuando se participa de estas actividades se puede parpar el “germen” de la lucha socialista, y no solo espontaneo. La lucha contra el gasoducto toma su fuerza, inconsciente o conscientemente, en la lucha de clases. Cuando las consignas se van entrelazando, como por ejemplo, “NO AL GASODUCTO” y terminan “OBREROS UNIDOS JAMAS SERAN VENCIDOS” , no podemos caminar fuera de ese movimiento, todo lo contrario, hay que introducir el socialismo científico al movimiento.
El pueblo trabajador se opone al gasoducto por las consecuencias al medio ambiente y el potencial riesgo a la salud, pero también surgen interrogantes -¿A quién beneficia el proyecto?, ¿Qué ventajas saca el gobierno imperialista de los Estados Unidos? , ¿Por qué no se desarrolla la energía renovable? Sobre todo, comienza el movimiento obrero a comprender que todas las medidas de los partidos burgueses están planificadas y concatenadas para la explotación de la clase trabajadora.
En Adjuntas caminamos, algunos contra el gasoducto y la política pública contra el actual gobierno (nunca faltan oportunistas como representantes y senadores del PPD), otros por lo antes mencionado y por entender que las contradicciones entre el capitalista y los trabajadores son irreparables. En síntesis hubo aproximadamente 3,000 trabajadores haciendo resistencia al capital.