LAS LUCHAS PRESENTES Y FUTURAS

EDITORIAL

La pasada huelga estudiantil marcó un hito en la historia de las luchas sociales del país. Manifestó una enorme capacidad creativa, valentía y, sobre todo, claridad de propósito. Sin embargo, el logro más significativo de este proceso fue el desarrollo de un liderato colectivo a todos los niveles del movimiento estudiantil, con el efecto inmediato de desconcertar a la administración universitaria. Esta lució errática y contradictoria, y el estudiantado le demostró eficazmente al pueblo la mala fe y los verdaderos propósitos que esconden sus inútiles personeros. Además, los estudiantes rescataron y desarrollaron mecanismos de participación y deliberación como plenos y asambleas, creando una verdadera conciencia de acción política colectiva.

Lamentablemente, para sectores soberanistas del PPD y de la pequeña burguesía patriótica, acostumbrados al caudillismo y al autoritarismo, estos métodos de deliberación colectiva no representan lo cotidiano en su práctica política. Cuando su acostumbrada —y no merecida— hegemonía sobre las protestas políticas se ve retada por el movimiento real y democrático de las masas, intentan apoderarse de la dirección del movimiento popular que recién comienza a gestarse en bases no caudillistas y de democracia radical, para transformar esa protesta radical en algún evento mediático.

En la pasada “asamblea de pueblo” celebrada en el Colegio de Abogados, se mostró una vez más como estos sectores buscan cooptar el ascenso de la lucha revolucionaria evitando que grandes sectores del pueblo impulsen su propio liderato político y capturen la dirección de la protesta y la toma de decisiones sobre el curso que deben tomar los procesos de transformación social y política. Intentan evitar por todos los medios posibles que esos amplios sectores de nuestro pueblo se radicalicen según entra en crisis insalvable la colonia y arrecia la lucha de clases. Los comunistas impulsaremos que estos sectores encuentren su propia voz, desarrollen su propio liderato, y adquieran las armas de lucha revolucionaria que les ofrece el marxismo-leninismo.

Las luchas que se avecinan van a requerir una combinación certera de audacia y astucia de parte de los revolucionarios. Nuestro primer foco de lucha debe ser la liquidación de la colonia en Puerto Rico, paso necesario para la derrota del imperialismo en nuestra patria. Claramente, ése es un objetivo que no se le puede entregar ciegamente al liderato de la pequeña burguesía patriótica. Las tareas revolucionarias de liquidar la colonia en Puerto Rico tienen que avanzar sobre las bases de un frente de liberación nacional. La pequeña burguesía patriótica y el proletariado, en todas sus diferentes etapas de desarrollo y conciencia de clases, incluyendo a los proletarios comunistas, tenemos que forjar un instrumento de lucha en pos de la descolonización revolucionaria de Puerto Rico. Nada menor que la implantación por el pueblo de una democracia radical sería aceptable para los revolucionarios.

¡Con esa agenda revolucionaria, fomentemos el surgimiento de lideratos colectivos y de asambleas en nuestras comunidades y centros de trabajo a lo largo y ancho del país!

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