LA REVOLUCIÓN INCONCLUSA

Por Carlos (Taso) Zenón

Le agradezco al Abayarde Rojo la oportunidad de dialogar con sus lectores. Los que me conocen saben que voy a escribir sin tapujos lo que yo considero como la verdad. La lucha contra la Marina en Vieques es un episodio que tiene mucho que enseñarnos a los que queremos transformar este País. Desde mi punto de vista, Vieques es un ejemplo de una revolución traicionada por el ego, el oportunismo y la vanidad de los políticos.

La lucha por sacar a la Marina de Vieques era un frente de combate de la lucha de todo el Pueblo por derrotar el colonialismo y la injusticia. Los militares estaban en la cúspide de la pirámide que aún pesa sobre el Pueblo que trabaja y que se busca la manera de ganarse el pan y ponerle a su familia un techo decente sobre su cabeza. En Vieques, macetearon y contaminaron a este pedazo de Puerto Rico como les dio la gana por más de medio siglo, hasta que logramos sacarlos. Celebramos, y había razón para celebrar. Pero siempre unos pocos de nosotros dijimos que no habíamos ganado la guerra. Que las batallas más importantes estaban por pelearse.

Junto con los militares había que sacar de Vieques a todo el aparato federal, como Fish and Wildlife, que actúa como policía del imperio, impidiendo que los pescadores, por ejemplo, puedan buscar al fin su sustento, sin sufrir persecusiones y confiscaciones del producto de su trabajo, y multas onerosas. Había que romper con el círculo vicioso que le permite a los federales del DEA y a los abusadores de Figueroa Sancha invadir esta Isla cada vez que les da la gana a repartir palos, y a fabricarles casos a quienes les hacen frente. Había que poner bien alto en la agenda política la limpieza de Vieques. Con este tema quiero cerrar la nota de hoy. En la próxima edición les traeré más detalles.

El otro día estaba con mis hijos por la Bahía Salinas del sur. Ya no puede esconderse el efecto tenebroso que ha tenido el crimen de contaminación ambiental cometido por los militares. El fondo del mar parece un desierto, una zona muerta donde la vida decidió no seguir tratando de establecerse. Es escalofriante ver un sitio en el mar donde la vida está totalmente ausente.

Allí se encuentran los restos del USS Killen, un destructor que los militares usaron en 1958 para estudiar los efectos de la bomba atómica sobre los barcos de guerra que se diseñaron y construyeron durante la Segunda Guerra Mundial.

Los otros barcos que se usaron para estas pruebas los hundieron en las profundidades del Océano Atlántico. Al USS Killen lo estacionaron en aguas llanas muy próximas a Vieques, y le cayeron a bombazos hasta que lo hundieron. Al USS Killen le rodean unos misterios que los militares nunca han querido esclarecer. ¿Qué pasó con la superestructura del barco, que estaba terriblemente contaminada con radiación? ¿Dónde la desecharon? ¿En Vieques, en Ceiba, dónde? ¿Qué contenían los cientos de barrilles de 55 galones que mis hijos, y otros buzos, han visto y fotografiado? Esos barriles se han ido desintegrando, y su contenido se ha ido esparciendo por el fondo del mar. ¿No es ésa la causa de la muerte marina de esa región? ¿Cómo está afectando la cadena alimenticia en el mar, que, eventualmente termina no solamente en las mesas de Vieques, pero de muchos puertorriqueños (la sama que corre por las aguas de Vieques, y la sierra, y el bonito, son los mismos que se pescan en Fajardo, Ceiba, Naguabo, Humacao, y mucho más allá.

Vieques es la revolución inconclusa, la revolución traicionada. Le hago un llamado a los lectores del Abayarde Rojo a que insertemos la lucha por Vieques en la agenda antiimperialista de la revolución puertorriqueña.

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