Una lección desde Alemania

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Por Ismael Castro

 

La lucha de clases en Alemania, la más grande economía de la Unión Europea, recientemente alcanzó una nueva etapa de desarrollo.  Durante las últimas semanas, los trabajadores afiliados a IG Metall, el sindicato industrial más grande de la UE que cuenta con una matrícula de 3.9 millones de miembros concentrados en sectores como la automovilística, habían intensificado sus demandas de aumentos salariales y una reducción a la semana laboral de 35 a 28 horas sin reducir sus salarios durante dos años.  Además de reclamar un aumento salarial de 8%, la demanda de una reducción a la semana laboral responde a la responsabilidad que tiene un creciente número de trabajadores de cuidar a parientes, sean ancianos, niños o seres queridos enfermos.

El ánimo de los trabajadores en muchas plantas como Daimler (Mercedes Benz), Porsche y BMW, así como de otros gigantes industriales como Airbus, se ha vuelto cada vez más militante en los últimos años.  Esto se debe principalmente a las ganancias consistentes acumuladas por estas empresas industriales gigantescas mientras que los trabajadores mismos han enfrentado la congelación de sus salarios y mayor competencia del «trabajo por contrato» que se usa para crear presión hacia bajo sobre salarios y beneficios además de erosionar las protecciones laborales.

En respuesta a la creciente ira de los trabajadores, la dirección de IG Metall hizo un llamado para tres días de huelgas de 24 horas como «advertencia» a los patronos, que tuvieron lugar hace poco más de una semana.  Esa fue la primera acción laboral de tal magnitud en 34 años.  Significativamente, dicha acción laboral no se organizó como una huelga general, sino una serie de huelgas limitadas principalmente al estado alemán sureño de Baden-Wurtemberg, una región industrial importante, en que los trabajadores de diferentes plantas se alternaban en paro de 24 horas.  En otras palabras, los trabajadores permanecieron separados unos de otros.

Existe una muy atrincherada tendencia no sólo de conservadurismo sino del oportunismo abierto dentro de la burocracia sindical de IG Metall, el cual funciona como un apéndice del SPD, el Partido Socialdemócrata de Alemania.  El SPD, uno de los tres partidos oficialistas de la clase capitalista en Alemania, es el equivalente del Partido Demócrata en Estados Unidos.  Y tal como el aparato burocrático de los principales sindicatos en EEUU como el UAW colabora plenamente con los políticos del Partido Demócrata para socavar la lucha de los trabajadores, así también en Alemania se ve la misma alianza impía entre los principales sindicatos y los representantes políticos de la clase capitalista.

 

El resultado de esta colaboración ha sido una total traición a las demandas de los trabajadores por parte de los negociadores sindicales.  A pesar de la creciente militancia de los trabajadores alemanes, su resolución de luchar unidos y hasta el final, el sindicato acaba de acordar un pacto que sólo incluye un aumento salarial de 4.3% durante los próximos 27 meses y la opción de acogerse a una semana laboral de 28 horas, sin embargo, sólo con una reducción salarial correspondiente.  De hecho, el nuevo acuerdo crea lo que los patronos califican como “mayor flexibilidad” ya que también les permite ofrecer otra opción de 40 horas semanales a los trabajadores que quieran ganar más.  Como se puede ver, desde la perspectiva de la lucha obrera en general, este acuerdo, que sirve de base para las negociaciones futuras de otros sectores de la clase trabajadora en Alemania como son los trabajadores de las industrias de servicio organizados bajo el sindicato Ver.di, representa un retroceso significativo.  No sólo deja en tacto el creciente uso del trabajo por contrato y la semana laboral de 35 horas como norma sino que fortalece la posición de los patronos que ya podrán seguir aumentando la explotación de unos al mismo tiempo en que otros con cargas familiares difíciles tendrán que aceptar una reducción de sus ingresos.

Una vez más vemos con este ejemplo el papel nocivo para las masas trabajadoras que juega un liderato sindical integrado a las estructuras políticas de los partidos políticos de la clase capitalista.  El SPD en Alemania, que acaba de entrar en una Coalición con la Unión de Demócratas Cristianos (UDC), el partido de la canciller alemán Ángela Merkel, ha apoyado todas las políticas de derecha impulsadas por el gobierno en Berlín.  Ahora, bajo el pretexto de oponerse al auge del partido neofascista Alternativa para Alemania (AfD por sus siglas en alemán) que al momento controla 94 escaños en el Bundestag, intenta arrastrar a los trabajadores hacia la mayor subordinación a las políticas de austeridad y guerra de la clase capitalista alemana.

La gran lección de esta experiencia alemana para las masas trabajadoras en Puerto Rico es clara.  Para lograr cualquier conquista significativa tendrán que luchar fuera de todo aparato controlado por o subordinado a la clase capitalista, sean los partidos políticos que la representan o una dirección sindical en abierta colaboración con éstos.  Los trabajadores tendrán que desarrollar una política independiente y organizarse fuera de las estructuras políticas de la clase dominante.  Los comunistas hemos reiterado nuestro llamado para la inmediata formación de consejos obreros como nuevo instrumento de lucha obrera al que añadimos ahora la demanda contenida en nuestro programa político de un ajuste racional de la jornada laboral para garantizar el empleo a todos.  Sólo la lucha militante orientada a la toma del poder político por la clase obrera, organizada independientemente de las influencias capitalistas y guiada por el socialismo, puede traer los profundos cambios sociales que la mayoría exige.

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