Decenas de miles de familias a punto de perder sus casas

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No será hasta que la clase obrera nacionalice los bancos que las masas verán un alivio del asalto depredador de estas instituciones.

Por Lidia López

La hipocresía detrás de la afirmación capitalista del apoyo a la propiedad privada para todos es plenamente evidente en la destrucción de la propiedad privada adquirida por la clase trabajadora.  Esto se puede ver claramente en el trato de aquellas familias obreras que, a través de enormes sacrificios y esfuerzos, han acumulado recursos suficientes para comprar su propia casa mediante una hipoteca.  Como hemos señalado, hay decenas de miles de estas familias actualmente que se encuentran a punto de perder sus hogares.

La larga ola de ejecuciones hipotecarias en Puerto Rico, que está por agravarse cuando se venza este marzo la moratoria aprobada después del paso de María, evidencia una tendencia contradictoria del sistema capitalista.  Por un lado, se promueve el sueño de ser dueño de una casa propia, desde aquella letra de Rafael Hernández hecha famosa en la voz de Daniel Santos hasta nuestros días del incesante bombardeo de publicidad orientado a las familias obreras para entrar en esquemas hipotecarios o comprar casas prefabricadas.  Por el otro, los enormes niveles de endeudamiento individual obligan a una venta constante de los escasos activos adquiridos por la clase trabajadora, así como crecientes sectores de la llamada clase media, en un proceso mediante el cual los grandes bancos concentran en sus manos mayores cantidades de propiedad.  En términos simples, prevalece la tendencia fundamental del capitalismo en la que «el pez grande se come al pez pequeño«.

La reciente propuesta legislativa de Carmelo Ríos, supuestamente para darles un alivio a estas familias, es un fraude descarado, un simple aguaje.  Como todos los políticos de los partidos oficialistas, Ríos sólo está buscando presentarse como un amigo de los muchos con hipotecas morosas como parte de una movida populista.  Él sabe muy bien que incluso una extensión de la actual moratoria sobre las ejecuciones hipotecarias, si es avalada por los tribunales, no resolverá el problema fundamental de la seguridad de vivienda.  Bajo las mejores circunstancias, una extensión de la actual moratoria hasta septiembre, dentro del contexto de despidos masivos y reducciones salariales impuestos por el mismo gobierno colonial, sólo aplazaría el sufrimiento ya que se aumentarán los niveles de deuda acumulada durante el llamado período de alivio.  De todas maneras, su propuesta sólo aplicaría a las ejecuciones iniciadas a partir del septiembre pasado lo cual no hace nada para las decenas de miles de familias cuya situación precaria antecede el paso de María.

Ante esta grave situación, el grupo de impotentes que compone la politiquería colonial ha demostrado otra vez más su incapacidad de tomar medidas a favor de las familias obreras.  Les es imposible a estos moradores de aquella fosa de corrupción y engaños que llamamos “gobierno” atender las necesidades de las masas trabajadores precisamente porque son los representantes de las mismas instituciones bancarias que benefician del despojo sistemático.  Las masas trabajadoras nada tienen que buscar ni en los politiqueros ni las estructuras gubernamentales de la colonia.

El Partido Comunista de Puerto Rico insta a todas aquellas personas a punto de ser blanco de una ejecución hipotecaria causa de la falta o pérdida de trabajo a organizarse para montar una oposición al asalto depredador realizado por entidades como Rushmore Loan Management Service y Banco Popular.  Si usted es parte de o conoce a una familia en peligro de perder su casa mediante la ejecución hipotecaria, comuníquese con nuestro Partido a la dirección info@abayarderojo.org para informarse sobre cómo empezar a organizar una resistencia a estos ataques.  ¡Qué la clase obrera ponga bajo su control directo la banca y el crédito!

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