Pugna entre Federales y la AEE resalta la corrupción y la criminalidad el gobierno colonial

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La subversión deliberada de los esfuerzos de restauración del sistema energético es otro ejemplo más de la criminalidad de los gobiernos coloniales en Puerto Rico.

Por Ismael Castro

 

Varios medios de EEUU y Puerto Rico han informado en los últimos días de la incautación de suministros necesarios para la restauración del sistema eléctrico escondidos en el almacén número 5 de Palo Seco por agentes federales.  La noticia, difundida por los periódicos The Intercept y Metro PR, resalta no sólo la corrupción descarada desde las más altas esferas de la administración colonial sino toda su complicidad en el sufrimiento, incluso las muertes atribuidas al huracán María, de la gente.

 

Según el informe de The Intercept, el sábado pasado oficiales de FEMA y el Cuerpo de Ingenieros junto con su escolta armada hallaron 2.875 piezas de materiales necesarios en el almacén.  Entre éstas, se encuentran cientos de mangas de tensión fabricadas específicamente para el sistema eléctrico en Puerto Rico por lo que son muy difíciles de conseguir en una emergencia.

 

Esta situación se da en el contexto de años de corrupción de la que son cómplices ambos partidos principales en la colonia.  Surge después de la negativa del ex ejecutivo de la AEE, Ricardo Ramos, de activar los acuerdos de ayuda mutua de la APPA además del escandaloso contrato de Whitefish.  Ocurre además en medio de la ola de denuncias hechas por varios trabajadores estadounidense subcontratados que han llegado a Puerto Rico para ayudar en el proceso de restaurar el sistema eléctrico sólo para permanecer días sin nada que hacer por falta de materiales.  Éstos han coincidido con sus colegas de la UTIER de que es la misma administración de la AEE que ha hecho imposible el trabajo de restauración.  La ocultación de estos suministros bajo la fraudulenta excusa de que fueron comprados mediante una emisión de bonos y que su distribución requiere una estricta fiscalización es un descaro igual a la campaña sistemática para desangrar a la AEE de sus recursos humanos mediante despidos de trabajadores para debilitarla.  Todas estas medidas para subvertir la AEE tienen el claro objetivo de crear las condiciones, incluso la deliberada provocación de la frustración popular, para privatizar el sistema energético.

 

Debe quedar claro que esta subversión deliberada de la AEE no puede llevarse a cabo sin la complicidad de la Fortaleza.  En este sentido, la reciente reorganización de la administración de la AEE por Rosselló, la cual incluyó la eliminación de unos mecanismos menores para la fiscalización pública y la reintroducción de nombramientos políticos a la dirección de la corporación después de algunas reformas mínimas introducidas en 2014, son claves.  Estas movidas de Rosselló no eximen a los populares de su complicidad en la larga historia de corrupción.  Sólo representan una profundización de la misma.  De la misma manera, tampoco debe pasar desapercibida la corrupción de las agencias federales como FEMA y el Cuerpo de Ingenieros, particularmente en el otorgamiento de contratos.  Si los federales ahora están en contradicción con la dirección de la AEE sobre estos materiales escondidos esto sólo refleja el hecho de que el nivel de corrupción y politiquería local ha impactado las limitadas finanzas de dichas agencias.

 

Esta corrupción tiene consecuencias aparte de fomentar el cinismo entre la gente.  Las más de mil muertes que se le atribuyen al paso de María no solamente por la falta inmediata de energía sino también todos los esfuerzos sistemáticos durante años para subvertir la AEE son responsabilidad del gobierno colonial.  El intento de Rosselló de referir el caso al Departamento de Justicia es un fraude.  No en balde se le ha permitido quedarse en su puesto una figura como Héctor Pesquera, cuya ineptitud supera por montones a la de la recién despedida Comisionada de la Policía y quien se ha mantenido como fiel defensor de las mentiras oficiales acerca del número de muertes durante la crisis de María.  Lo que le falta en capacidad para manejar la seguridad pública este canalla compensa con su acérrima defensa de toda la criminalidad del gobierno colonial.

 

El ejemplo de la AEE prueba que bajo el capitalismo las llamadas corporaciones públicas no son esencialmente diferentes de las grandes empresas privadas.  Ambos están sujetas al control del capital financiero mediante la deuda y ambas mantienen a los consumidores, a quienes imponen precios cada vez más altos, como rehenes.  La principal diferencia entre las dos radica en el grado en que los trabajadores son explotados.

 

Precisamente por eso los comunistas defendemos la propiedad pública de todas grandes empresas e industrias, sean públicas o privadas, bajo el control democrático de la clase obrera.  Sin este control democrático de los trabajadores mismos, la distinción entre la propiedad pública y la privada es una cuestión secundaria.  Para resolver el revolú del sistema eléctrico, al igual que todas las demás corporaciones públicas que prestan servicios esenciales, instamos a los trabajadores mismos a tomar las riendas mediante consejos obreros y el control obrero directo.

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