Congresistas estadounidenses impulsan sindicatura para Puerto Rico

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Por Carlos Borrero

«Casa de corretaje» como sinónimo de estafa legalizada.

En un esfuerzo por dispensar con la ilusión del autogobierno así como todas las consideraciones electorales, el congresista Jeff Duncan, republicano de Carolina del Sur, propuso la semana pasada que el gobierno federal nombrara una junta de control financiero para Puerto Rico con el objetivo de llevar a cabo los «cambios desagradables necesarias» para garantizar los intereses de los bonistas[i].  Citando el caso de Washington DC a mediados de los 90, el Presidente del Subcomité para el Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes, estaba enviando una señal clara a los hedge funds, los cuales han invertido grandes cantidades en la deuda de Puerto Rico en busca de los altos rendimientos que dejan los bonos chatarra, que no tendrán que disputar mediante procesos judiciales de quiebra para obtener su botín.

Tal vez un ejemplo más apropiado sería el reciente caso de Detroit, donde hace un par de años fue nombrado un ‘Administrador de Emergencia’ para supervisar la evisceración de las pensiones municipales así como los servicios públicos claves bajo el mismo pretexto de la deuda pública.  El saqueo llevado a cabo por el capital financiero ha continuado sin cesar mientras que los residentes de la ciudad han tenido que organizarse en ‘brigadas’ para defender las necesidades básicas de la vida como el agua.  Por ejemplo, en la actualidad hay alrededor de 120.000 abonados, casi el 40% de todos los residentes de la ciudad, que están en la mira del Departamento de Agua y Alcantarillado de Detroit para cierres del agua porque están ‘atrasados’ tan poco como un mes en lo que ha sido reconocido por la ONU como una violación de Derechos Humanos.

La ofensiva capitalista brutal que se ha llevado a cabo en Puerto Rico, sobre todo en el nombre de los parásitos financieros, ha impuesto durante los últimos años una insoportable carga sobre las masas de trabajadores.  El deterioro de los servicios públicos como preludio de otra ola de privatizaciones, los cierres de escuelas así como el aumento de todo tipo de nuevos impuestos sobre el consumo, todas medidas que emanan de los dictados del capital financiero, han impulsado a un mayor número de puertorriqueños a abandonar la isla.  Esta convulsión social invariablemente ha tenido repercusiones políticas en la colonia para las que los imperialistas y sus lacayos en la isla, de todos los colores, ahora buscan soluciones.  Lo que está claro, sin embargo, es que las preocupaciones principales en su búsqueda de soluciones son las exigencias del capital.

Es por esto que los sectores más avanzados de la clase obrera puertorriqueña deben comenzar a exigir sus propias soluciones para resolver la situación actual.  Ante todo, la clase obrera debe oponerse a todos los esfuerzos para imponer en Puerto Rico una junta de control financiero, un administrador de emergencia, o cualquier otra entidad por los imperialistas y sus aliados locales.  La clase obrera debe de comenzar a organizar sus propios órganos populares integrados por sus mejores y más brillantes miembros y librar una lucha enérgica para que estos órganos adquieran legitimidad entre amplios sectores de la población.  Sólo un órgano popular de una marcada composición obrera y guiado por su ideología revolucionaria puede desarrollar y poner en práctica verdaderas soluciones para la crisis que afecta a la sociedad puertorriqueña.  Estas soluciones, para disgusto del congresista Duncan, impondrán ‘cambios desagradables necesarios’ sobre los capitalistas y todos sus defensores.


[i] http://www.nytimes.com/2015/06/20/business/dealbook/financial-control-board-should-take-over-debt-laden-puerto-rico-lawmaker-says.html?_r=1

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